Los alpinitas y escaladores tienen suerte de que sus metas se vean, altivas, sugerentes, pues cuando alguien les pregunta qué tipo de fiebre sufren para exponerse tanto a la hora de conquistarlas, les basta señalarlas y reafirmar lo que es una realidad: la montaña está ahí, tiene aire desafiante y un poder magnético... Su reto es tangible, que es a lo que vamos.
En mis años mozos fui montañero de subir a la montaña sin exponerme a riesgos elevados. La escalada y el alpinismo me llamaban como a todos los zagales de mi edad, pero nunca consideré que el reto me mereciera la pena y preferí seguir haciendo cimas menores, de esas que no son para tanto en Euzkadi porque aquí, ser montañero es casi una religión que se profesa desde niño y jamás se abandona. Obviamente me perdí tener unos books de fotos fantásticas con los que fardar en Instagram, pero a cambio sigo vivo y entero, que en el lenguaje de Juan Manuel Fangio siempre ha sido una meta en sí misma.
No le van a escuchar —mira que llevamos tiempo diciendo que una cosa son los objetivos del deportista y otra lo que le marca la prensa, el fandom y los haters—, pero puesto que si no se le puede meter mano por un lado se busca hueco en otro, ya hay quien se pregunta retóricamente para qué coño ha vuelto si no es para ganar.
A ver, tal y como está el asunto, ganar en Fórmula 1 está muy caro si no te llamas Lewis Hamilton. Además, recordemos, el bicampeón español no encajaba en los proyectos de Mercedes AMG y Red Bull, y Ferrari le había cerrado sus puertas y, bueno, no le quería nadie en el paddock porque es un tío de mal rollo que coge por las solapas a sus jefes, lleva cuernos sobre la cabeza y viste rabo con punta en flecha... Pero Renault sí lo quiso, seguramente porque en Enstone las gilipolleces se consideran gilipolleces, y el hombre se embarcó en un proyecto a medio plazo que ahora se denomina Alpine, que incluía abordar con vistas a 2022 un cambio bastante profundo de normativa.
De ocurrir algo no iba a suceder en 2021, esto resultaba bastante obvio incluso a finales del año pasado, pero la presión estaba ahí, y como Alonso no tiene cerca unas Dolomitas, un Everest o un K2, etcétera, no puede decir la montaña me llama y el simple hecho de intentar su conquista ya merece la pena... Su reto es intangible y, por tanto, inaccesible a todos aquellos que creen que el deporte consiste más en la indumentaria y los trofeos que en su filosofía de fondo. Citius, altius, fortius... seguro que os suena, aunque sea de oídas.
No me enredo más de la cuenta. La Triple Corona es un objetivo, el tercer Mundial es otro, pero el auténtico premio está en el camino hasta la cima, independientemente de si se alcanza o no, que es algo que os confesará cualquiera que se haya enfrentado a rocas descomunales, al hielo de las cumbres, y puede señalarlas con el dedo para que los mortales veamos dónde está el reto y en qué consiste su llamada.
Ahorraros la posibilidad de que me esté poniendo una tirita antes de la herida, nada más lejos de mi intención. Estoy disfrutando como un enano con la evolución de Fernando, seguramente porque no tengo ninguna prisa y hago oídos sordos a quienes sí la tienen. Dios dirá qué nos espera delante, pero no disfrutar del trayecto se puede considerar pecado mortal.
Os leo.
3 comentarios:
Alpine necesita un equipo satélite. Quienes ahora calzan motores Mercedes o Ferrari, de Honda ni hablamos, no querrán a cambiar si la unidad Renault no es un pepino. ¿Un equipo nuevo? Primero, que les dejen; segundo, la pasta que eso supone; y tercero, que será un equipo con todo y todos nuevos. Jodido.
Disfrutar el camino se consigue cuando ya pintan canas y te das cuenta que la vida es al ahora y que estar pensando siempre en llegar a la cúspide sin disfrutar del paisaje es pecado mortal de juventud.
Pero.............quién pudiera pecar de juventud y de ansias en llegar a la meta, juventud divino tesoro.
Un saludo de un alonsista.
La cosa está clara Maestro, pero igual hay que calzar canas para darse cuenta de cómo se disfrutan las cosas cuando ya tienes más por detrás que por delante. Así de triste es la cosa para el ser humano, cuando tienes vigor no tienes cerebro y cuando tienes cerebro el vigor ya te abandonó. No es el caso del Nano, aún, pero claro que está disfrutando volviendo a encontrar la competitividad, experimentando el subidón que da observar el crecimiento en su pilotaje y las reencontradas sensaciones de velocidad y control.
En fin, está casi imposible, pero quién sabe, igual en Viry-Chatillon son capaces de parir un buen corazón para el bólido del año que viene, al menos tan bueno como el de Honda; si además con el trabajo de este año consiguen afinar los diferentes set up para poder contar con una sólida base de partida en las FP's... O sea, si se alinean todos los astros y hay un poco de suerte, pues igual, igual...
Saludos.
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