lunes, 7 de junio de 2021

Venirse arriba

El palco de los ascetas estuvo ayer tarde bastante bullicioso, y concurrido. Desde allí se dirigían frases con punta envenenada a la chavalería arremolinada en la platea. Gritaban: ¡esto es Fórmula 1, dónde están ahora los detractores!, ¡puro espectáculo!, o ¡y los detractores qué!, y abajo no entendían nada porque habían disfrutado como enanos, porque la pureza de nuestro deporte se la trae al pairo, y, básicamente, porque entre ellos no había detractores, vamos, que nadie comprendía a santo de qué les estaba cayendo el chorreo.

La última vez que acompañé a mi hijo a misa, soportamos estoicamente el encencido ataque del bueno de don Nicolás a los perezosos que no iban a la celebración por falta de tiempo o por preferir disfrutar del domingo de otra manera. Resultaba obvio que los congregados no éramos el objetivo de la homilía, pero dio lo mismo, la soportamos. También es verdad que, como he pensado muchas veces, a lo peor nuestro párroco vio el templo lleno, se creció con tanto feligrés apiñado, y se dejó llevar por sus palabras sin medir dónde podía llegar...

En fin, yo soy uno de los detractores esos, de la cuerda de Statler y Waldorf, y, en verdad, en verdad os digo, que nunca arrugo el morro ante un bombón de buen cacao negro relleno de licor de cerezas aunque cada vez profeso menos la fe de los dulces. 

Ahora bien, serenémonos un poco. Tenemos a la vuelta de la esquina el Gran Premio de Francia, que ya sabemos cómo suele salir de salao; pero qué queréis que os diga, si para que los ascetas vuelvan a gritar de alegría hace falta otra mala tarde de Pirelli, que Mercedes AMG se pegue un tiro en el pie con Bottas mientras lo fía todo a que Hamilton no se líe con los botones del volante, o que Max y Lance se acuerden del día en que nacieron, etcétera, firmo ya mismo donde haga falta. 

De verdad que firmo. Me gustan estas carreras como al que más, pero un grano no hace granero y nuestra disciplina tiene muchas cosas que arreglar antes de considerarse un buen espectáculo sin necesidad de esperar a que Dios se ponga a jugar a los dados.

Os leo.

2 comentarios:

Cao Wen Toh dijo...

Le sobraron 30 vueltas, justo las que estuve dormido; lastima que me comiera la bandera roja. Ojalá las carreras al sprint sean como estos dos últimos giros.

Anónimo dijo...

Bueno, un poco de teatrillo y drama q eso a los british les encanta.

Drama y emoción a raudales entre la energética y la de tres puntas.

El holandés errante al q le peta la rueda y el british matarécords al q tenemos de vuelta a los tiempos cuando no sabía apretar un botón.

¿Tantos años y tantos campeonatos y aún no ha aprendido? Pues ya ha tenido tiempo.

King Crimson