Bisoño Binotto

Si estábais esperando que zumbara a Vettel por su desempeño en el Gran Premio de Australia, ya os aviso que desgraciadamente no tengo ni una miserable palabra más que sumar a lo escrito estos días pasados [¡Emos sío engañaos!]. Desde luego con su actitud no parece que vayamos a ninguna parte, pero hoy no sólo ha fallado el tetracampeón alemán, ha fallado lo de siempre: Ferrari, y más concretamente su lectura de la carrera australiana.

Imagino que ya habrá despertado quien pensaba que con la salida de Arrivabene se acaban los males de la rossa. Mattia Binotto era la solución, al menos sobre el papel ese que riegan abundante los boys de la british press y sus mamporreros de aquí, pero hemos abierto los ojos y da la sensación de que se ha retrocedido más que se haya avanzado.

Maranello saltaba arrugadita a la arena, admitiendo «su desventaja» (sic), lo que a la postre ha supuesto que no creyera nadie dentro del equipo en la posibilidad de vencer a Brackley. ¿Falta de liderazgo? Es posible, para qué vamos a negarlo. Total, que es a lo que vamos, La Scuderia había perdido el partido desde el viernes y no sería razonable cargar las tintas sobre Sebastian, ni mucho menos sobre Charles, que ejerce de segundo piloto y, para más bemoles, hoy se lo han recordado por radio.

Hombre, sé de sobra lo que mola echarle las culpas a alguien y que Vettel pasaba siempre por allí y parece el candidato perfecto para cargarle el mochuelo, pero honestamente lo digo, considero que hoy sería injusto porque el que la ha cagado bien cagada ha sido el jefe, Binotto.

Pero seamos positivos. Albert Park es un circuito raro de cojones y gracias a Pirelli, la estrategia aquí y en el resto del calendario es a un paso por garajes, lo que limita bastante el margen de maniobra del muro. 

Y bien, yo, desde luego, me he felicitado por la asunción del riesgo de meter tan pronto al de Heppenheim, no os lo voy a ocultar, y también por ver que Mercedes AMG respondía protegiendo a su primer piloto. A ver, a toro pasado la película siempre resulta de color de rosa, todos lo hemos visto y tal, pero a esas horas de la mañana nadie imaginaba que los de Brackley iban a dejar a Bottas intacto —si hay alguien por ahí que lo pensaba, que por favor levante la mano—, total, que la de Il Cavallino ha cometido su enésima monstruosidad aunque, a cambio, se ha llevado por delante las opciones de Hamilton, lo que bien mirado tampoco está tan mal.

Lo de Leclerc tiene peor pase aunque tambien lo comprendo. No vas a dejar al chiquillo que clave a su compañero con chincheta en un corcho, poniendo a su vehículo gomas medias en vez de duras —que casi, casi se lo come—. Has cometido un error bastante gordo y lo resuelves con parches, y si ni así, pues acabas enseñando tus cartas y le dices a Leclerc que mantenga la distancia con Vettel, sin achucharle, se entiende...

Repito por si no se ha comprendido: Binotto ha vuelto a caer en la misma trampa en la que caía Arrivabene con anterioridad. La alemana sigue jugando en pista con dos pilotos mientras que la italiana continúa abonada al clasíco líder y punto, aunque está visto que no funciona ni a la de tres.

Y bueno, para terminar. Mattia es un hombre listo al que le hacía falta algo de fogueo. Bien, ya ha visto cómo disparan sus flechas el enemigo, así que espero y deseo que Melbourne sea la última vez que Ferrari peca de pardilla, porque es eso lo que ha ocurrido bajo mi humilde punto de vista: bisoñez, que se llama.

Os leo.