sábado, 23 de marzo de 2019

Podría ser...


La Formula E sigue abriendo hueco y casi de manera natural. No soy muy fan de esta modalidad, lo sabéis de sobra, pero no se puede negar que su impacto entre los más jóvenes va ganado enteros y que ésta es una dinámica que va a más, también, por qué no decirlo, debido a que la Fórmula 1 se ha metido solita en una burbuja cada vez más insondable.

Da bastante pena comprobar que la mayoría de discusiones que tienen que ver con la máxima disciplina se circunscriben al ámbito de los pilotos, sus gestas o sus fracasos, sus hechos y acaecidos, etcétera, cuando algunos especialistas dan a su participación una importancia tan rácana que a veces parece que apenas cuentan, el bendito 1% del que tantas y tantas veces hemos hablado.

No participo de esta óptica, también lo conocéis, en todo caso, la situación delata el alto porcentaje de la actividad que pasa desapercibida, léase mecánica, aerodinámica o estructura de los equipos, que, además, suele saltar a la prensa a través del personaje de turno, el que sea: tal ingeniero dite patatín, tal jefe de equipo dice patatán, éste se mete con aquél, el de más allá contesta a otro...

En definitiva, por no enredarnos, el grueso del interés de nuestro deporte queda solapado por toneladas de información variada, bulos y ruido ambiental, que difícilmente explican en qué consiste...

A ver, todos preferimos el original a la copia, pero si la Fórmula 1 se empeña en parecer una jaula de grillos, resulta incluso normal que la juventud prefiera jaulas de grillos más sencillitas de digerir y para las que no hace falta disponer de ningún máster a la hora de disfrutarlas. Total, te sientas delante del televisor o la pantalla del ordenador y casi disfrutas igual con un e-Prix que con un Gran Premio F1: cochecitos de colores, lances más o menos interesantes, parrillas que suelen estar más compactadas que en nuestro amado deporte, algo que se asemeja a la velocidad, vencedor, perdedores, y a otra cosa mariposa...

Bajo mi humilde punto de vista, la Formula E es lo que la comida rápida a la gastronomía: un producto mucho más asequible y volátil para el que no hace falta ni haber educado el paladar. Es una opinión, sin duda, como que la Fórmula 1 y sus numerosas idioteces, muchas de ellas endémicas, le están tendiendo alfombra roja a la nueva especialidad. Queríamos ser distintos, exclusivos, y bueno, parece que lo estamos consiguiendo.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Pilotos, el bendito 1% del que tantas y tantas veces hemos hablado"

Representan tan poquito, hasta que dicho piloto la caga. El simulador no contempla que seas un manta.

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