miércoles, 25 de junio de 2014

The Sound of Music [Spielberg]


Ya desde el sábado pasado se intuía que el error cometido por Lewis Hamilton en calificación iba a traer cola. Cola y mucha música, porque fue ver el pasteleo de Bernie felicitando en sobreimpresión a Dietrich Mateschitz por sus desvelos, y comprender de inmediato que la Fórmula 1 bebía los vientos por el Gran Premio de Austria más de lo que este último necesitaba volver al calendario.

¡Tachán! Descubierta la enjundia, la lectura de la carrera cobraba un sentido profundamente musical, tanto que la novicia María emergía entre las curvas número 1 y 2 para celebrar su reencuentro definitivo con la familia Trapp cantando ‪Do-Re-Mi.

Pero descrito el entorno vayamos con la prueba. Mi Felipe salía desde la pole con Valtteri Bottas a su lado y Nico Rosberg detrás. La cosa duraba lo que duraba en cuanto el semáforo se ponía en verde. Massa aguantaba pero Valtteri no. Nico se hacía con la segunda plaza y Fernando le quitaba la cuarta a Daniel Ricciardo, pero Lewis, que había arrancado como una exhalación desde la posición nueve, le robaba la cartera al asturiano con tan solo un kilómetro de recorrido trancurrido.

Se acababa el invento y llegaba de nuevo el invierno. Cuatro máquinas propulsadas por la fabricante de Stuttgart empezaban a abrir un hueco inasumible para el resto, y aunque Sebatian Vettel salpimentaba la ocasión con un nuevo desinfle de su RB10, la cosa estaba vista para sentencia porque los W05 de Brackley se veía que no iban a dejar títere con cabeza. Como ocurrió al ser adelantada la entrada a garajes de Nico mientras en Grove andaban pensando literalmente en otra cosa.

Mi Felipe se hunde sin remisión y en un puñado de giros más, el brasileño ocupa la cuarta plaza como si liderase la carrera: con naturalidad, vamos. Rosberg, Bottas y Hamilton y por este orden, se ve para ese momento que van a repartirse la tarta del podio a falta de calibrar quién ocupará qué piso. Y en la segunda entrada a cambiar de gomas, el retrasillo que sufre Lewis en su correspondiente pitstop puso algo de pimienta, pero estaba pasada y solo servía para dilatar lo irremediable porque el británico ocuparía definitivamente la segunda posición.

De ahí al final, y del tirón...

Como a estas alturas de la semana ya habéis leído y escuchado todo lo digerible sobre el Gran Premio de Austria, tampoco quiero dar mucho la vara. Me quedo con la baja tensión arterial mostrada por Renault, con el poco hambre de Williams y el que sí que sí de Ferrari, con lo bueno de Fernando, Valtteri y Sergio, y por supuesto con el señor Trapp cantando Edelweiss con la novicia María haciendo la segunda voz.

Os leo.

1 comentario:

J-CAR dijo...

En otro musical, Cabaret, y sobre todo en la versión teatral más que en la cinematográfica, puede verse como esas canciones de inocencia rural, casi infantil, fueron dando paso poco a poco y de una forma casi inapreciable, a las marchas patrióticas de los nazis.

¿Ferrari mejoró? Parece que si. ¿Que dice Kimi? Yo creo que lo visto se debe más a que la pista, las gomas, el clima, y las condiciones que plantean estos coches se adaptaban más al estilo de conducción de Fernando. El poco agarre, por el frío y por la baja carga obligada por la reducción de drag, y esas curvas rápidas le permitieron volver a sacar su magia.

Jean Alesi: "en los viejos tiempos, se decía que las vacas de la zona dejaron de producir leche durante una semana a causa del ruido de los coches de F1. Ahora que los coches hacen menos ruido, esperemos que estén sólo un par de días...".

¡Saludos!