La FIA, dando una vez más muestra de su enorme dislexia corporativa, casi a la vez que probaba planchas de titanio bajo los coches de Nico y Kimi por aquello de ver si así recuperamos algo del espectáculo perdido, reiteraba la sanción, o resancionaba o como quiera que se diga, la penalización de cinco puestos en parrilla para Sergio Pérez en Austria.
Total, que al piloto mexicano le cayó la del pulpo en Canadá por no haber puesto el intermitente para advertir a Felipe Massa de que tenía otras intenciones antes que dejarse pasar.
Uno, yo en concreto, piensa en su infinita ingenuidad que los sucedido en el Gilles Villeneuve fue un miserable lance de carrera, una de esas cosas que suceden cuando dos o más conductores van a toda pastilla con la atención puesta en su vehículo y en el oponente, en apretarle o en no dejarse amedrentar, cosa en todo caso de hombres de pelo en pecho porque el mismo concierto que penaliza la bravura o incluso la tontería más supina surgida a 200 Km/h., ve con malos ojos que en el paddock aparezcan los sujetadores o acaso alguna braguita que otra.
Aceptemos que esto es cosa de hombres, como dicen. Sí, no hagamos preguntas y asumamos que las chicas no están preparadas para hacer lo que Maldonado o para posar en el podio como Nico Rosberg, que conducir tractores que van a ritmo de GP2 requiere un algo especial que jamás se ha descrito ni cuantificado pero que está ahí, haciendo de frontera invisible que divide por géneros una disciplina que por perder, ha perdido incluso los papeles.
Quedémonos con que esto es un territorio casi exclusivo para bastiones de la gallardía más viril que aunque ahora tienen mal mirado fumar en público y requieren de ayudas electrónicas incluso para ir al lavabo, no pierden ni tanto así del halo varonil que les rodea.
Poco importa que no sepan poner una lavadora con programa mixto a 40º centígrados y prelavado tras haber separado previamente la ropa blanca de la de color, por si las moscas, mientras han dado de desayunar a los chiquillos y se han hecho la raya de rímel en los párpados para llegar como auténticos pinceles al puesto de trabajo; basta que conduzcan con dirección asistida, frenen o aceleren como si estuvieran apretando un joystick, y por supuesto, que digan ¡mecachis! si se churrusca el ERS o un rival les hace una trastada, para que toda la tradición de este deporte los avale in saecula saeculorum, amen. Salvo que venga Charlie y piense lo contrario con el reglamento en la mano, porque en ese momento, las féminas seguirán sin terner cabida en la Fórmula 1 pero habrá que seguir pensárselo dos veces antes de aprovechar un hueco.
Así las cosas, a uno, a mí en particular, se me ocurren un par de sitios donde ponerles las planchas de titanio para que produzcan auténticas chispas a Whiting y los tipos que parieron el reglamento deportivo y lo del carnet por puntos que no sirve ni para pipas. Y al que decidió que era mejor que los F1 no llevasen intermitentes... a ese le ponía una medalla y lanzaba una salva en su honor, porque ese es un auténtico guardián de la llama aunque no lo sepa.
Ea, pasad buena tarde de sábado. Os leo.
2 comentarios:
Checo es bueno para la f1 pero por desgracia a alguien le molesta, quizas a su exmanager que estuvo de comisario en Canada.
El piloto.
Ay estos latinos!!! Sólo interesan los brasileños y hace tiempo q parece q ni eso.
Entre godos y sajones anda el juego. ¿Este año toca godo o sajón? Desde hace unos años todo parece una balsa de aceite, nada q ver con los convulsos 2006 y 2007. Qué les aproveche.
King Crimson
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