Es una fotografía vieja que ya he usado en este blog y corresponde al último Toyota que ha disputado un campeonato de Fórmula 1…
Quedan apenas dos días para que empiece el sarao en Albert Park y a
caballo entre la realidad y el pasado, he recordado que no hace tanto
tiempo sufrimos un pánico similar al que estamos soportando.
Corría 2009 y los coches segadoras con sus enormes alas delanteras, originaban auténticos ríos de tinta a cuenta de la cantidad de destrozos que se derivaría de tanta superficie frágil en las salidas… Puntos supensivos y más puntos supensivos…
Salimos ilesos de aquello y bien está recordar que vivimos para contarlo. Los alerones anteriores causaron algún que otro susto pero en definitiva no fueron el problema.
Corría 2009 y los coches segadoras con sus enormes alas delanteras, originaban auténticos ríos de tinta a cuenta de la cantidad de destrozos que se derivaría de tanta superficie frágil en las salidas… Puntos supensivos y más puntos supensivos…
Salimos ilesos de aquello y bien está recordar que vivimos para contarlo. Los alerones anteriores causaron algún que otro susto pero en definitiva no fueron el problema.
Los Brawn sí que lo fueron. Feos, chatotes y limpios de
patrocinadores, los herederos de Honda habían pasado olímpicamente del
KERS obligatorio o casi, sorteando la normativa en base a tornar el peso
regulado para el cachivache en lastre convenientemente repartido a lo
largo y ancho del vehículo. Jenson y Rubens iban a ser los encargados de
materializar el milagro, y al cabo, el propio Flavio Briatore acabaría
afirmando aquello de que el novedoso sistema de recuperación de energía
cinética, más valía como ancla para su yate que como apoyo para ganar
carreras.
Fallido en su estreno en Fórmula 1, el invento que ideó en origen
Richard Feynman y fuera planteado como factible por Isaac Prada y
Nogueira (sombra de mi sombra, ni perdono ni te olvido), pasó de ser
SREC a ser KERS como si lo hubieran creado los anglosajones, y a no ser
nada en un santiamén que a la postre, derivaría en que durante 2010 se
desestimara su uso y el hueco histórico diera lugar hace quien dice unos
días, a que Horner, el de los muchos entorchados, haya culpado
precisamente a nuestro domador de hienas como causante último de los
problemas que ha sufrido el RB10 en pretemporada.
Tenga o no la culpa Briatore de que Renault perdiera el paso como
motorista en aquella época, lo cierto es que el SREC y sus hermanos
mayores (MGU-K y MGU-H) son a día de hoy la mandanga de la máxima
expresión del deporte para 2014, el equinoccio que separa la realidad de
la fábula, el gozne sobre el que pivota precisamente el Melboune de
dentro de dos días y lógicamente, hay miedo acerca de cómo irá la cosa,
sobre si aguantarán los trastos o si habrá combustible suficiente para
completar la prueba, y serias dudas de si llegarán todos los
participantes a meta o se quedará media parrilla varada en el asfalto y
las cunetas de Albert Park.
Todo ha cambiado. Ya no hay motores como los hemos conocido en F1;
ahora hay propulsores híbridos pero aún así hay lugar para buenas
noticias: conducen los monoplazas los mismos tipos de siempre y con las
mismas ganas, los individuos que pelearon antes con cambios de
reglamento y salieron ilesos. Y si sabiéndolo persiste el miedo,
mirémonos en 2009 y gritemos ¡Vivere!
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