jueves, 27 de marzo de 2014

Quién fuera


Ha fallado el alerón delantero y la respuesta del muro ha sido en exceso permisiva con el incidente, y el mítico Simbad naufraga una vez más por intentarlo, llevándose al sofá donde duerme solo la sensación de que todos los caminos conducen al ocaso.

Se acuesta el sol cada noche más allá de los campos de trigo y allí permanece unas horas sin saberse Jacques Cousteau o Nemo el capitán, corazón, sin reconocerse batiscafo que hiriera el océano una y mil ocasiones para rescatarte las veces que han hecho falta estos últimos años, para iluminar la jornada al día siguiente. Como a los galgos, me toca agonizar pendido de un miserable dogal de alambre enredado a una encina cuando extenuado, el héroe que soñaste no se puede aguantar ni en sus huesos. 

Pobre soldada sería si no hubiese disfrutado tendiéndote la mano para que la lamieras, la acariciaras, o la mordieses sin piedad y sin que mediaran reproches, of course!, tal y como habíamos pactado. Yo malo, tú película. Yo Simbad medianero y sin rumbo y tú, metáfora que merece vivir una vida que ni puedo ni puedes darte.

Malasia, Ferrari y Fernando. Volvemos a un 22 de octubre lejano en el que firmé un pacto con el diablo que en lo que a mí concierne, siento que he cumplido con creces. Vuelven los mantras y los poemas sin estrofa, ese círculo vicioso en el que hoy por la FIA y mañana por el nosotros mayestático, las cosas no salen como estaba previsto ni se cumplen los pronósticos, porque seguimos jugando a la defensiva a ambos lados del campo. Pero alguien tiene que decir basta y me ha tocado decirlo.

Sepang, campo de batalla donde doblamos la rodilla el año pasado. Maranello, la mamma, la que juró poder portarse como puta por rastrojo y a la que la rastrojera le ha salido demasiado respondona y por tanto infinitamente insoportable. Y el Nano, el individuo que olvidará viejas heridas para volver a intentarlo, como Simbad, a quien las cicatrices de su espalda no le amilanarán jamás mientras sigue buceando por si su mano puede encontrarte en la oscuridad, y salvarte, una ocasión más, quién sabe si la última, para que alguna vez puedas [podamos] admitir, que nuestro presente tiene demasiado que ver con un sacrificio inasumible en el ahora y una apuesta excesivamente arriesgada en el tiempo.

Al pie del mar de los deliros, quién fuera Jacques Cousteau, quién fuera Nemo el capitán, quién fuera el batiscafo de tu abismo... Quién fuera un Simbad distinto...

El alerón delantero se ha caído, pero os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...¿Quién fuera explorador?

Corazón, corazón oscuro,
corazón, corazón con muros,
corazón que se esconde,
corazón que está dónde,
corazón, corazón en fuga,
herido de dudas y amor.