Kimi Räiggömen

Mientras las apuestas apuntaban a que Kimi iba a volver a Maranello y mi sueño de acertar los dos órdagos que hice para este otoño se diluía completamente (no fue posible salvar a Felipe aunque todavía está por ver si hago un pleno al 15 con lo de Pirelli), me ha dado por pensar en qué demonios tiene Iceman para resultar tan apetecible a dos escuderías tan distintas como Red Bull y Ferrari.

Resulta obvio que para Lotus también era importante, aunque en esta historia pinte relativamente poco, por lo que con vuestro permiso creo que podemos coincidir en que resulta chocante que un tipo como Raikkonen haya llegado a negociar algo con Milton Keynes y se haya colado por la puerta de atrás, por la misma que salió a finales de 2009, en La Scuderia.

El finlandés tiene ya sus años. No es que esté mayor como Michael Schumacher cuando apostó por soñar con Ross Brawn y Norbert Haug, pero 33 galones son un saldo importante y en apariencia bastante peyorativo a la hora de competir en una parrilla que con la salida de Webber, será casi con total seguridad la más joven de la historia de nuestro deporte. Si embargo, la edad no parece haber supuesto escollo alguno para que su mánager, Steve Robertson, haya jugado muy fuerte a la hora de conseguir colocar a su piloto en una de las dos mejores escuderías del momento.

El rendimiento del actual hombre de Lotus sí que ha tenido que contar, lógicamente.

Desde su retorno en 2012 a la categoría reina, sus prestaciones y competitividad se han mantenido constantemente al alza, lo que no ha pasado desapercibido ni para sus numerosos seguidores (entre los que me encuentro), ni por supuesto para aquellos que pensaban que Kimi volvía a la Fórmula 1 sólo a ganar pasta. Pero por encima de todo, pienso sinceramente que el finlandés ha destacado como nadie en esa comprensión natural que ha manifestado alrededor del fenómeno Pirelli que tantos quebraderos de cabeza ha generado a sus rivales, y que ése ha sido el elemento clave en su contratación. 

Mal que queramos, 2014 va a ser un año complicado para todas las escuderías y fundamentalmente en lo relativo al ámbito del tratamiento y comprensión de las gomas (más si cabe con la reciente renovación de Pirelli como proveedora única de compuestos), ya que éstas van a ser las encargadas de traducir sobre el asfalto, si se me permite la expresión, la enorme cantidad de novedades que van a presentar los vehículos del año que viene, focalizadas en su mayoría sobre las incógnitas que presentan todavía hoy los motores turbo que la parrilla estrenará en unos meses.

Una vez que acabe esta temporada que todavía se está disputando y se estrene en febrero próximo el nuevo formato para la Fórmula 1, no habrá vuelta atrás y quien acierte primero acertará dos veces. En este sentido, Kimi es un diamante en bruto que cualquiera con dos dedos jamás dejaría escapar, con lo que su contratación por Ferrari adquiere una perspectiva bastante alejada de la versión que se nos está vendiendo estos días, pero a mi modo de ver, infinitamente más sugerente.

Nos leemos.

[Publicado en Diariomotor]