El de Fernando [Aston Martin]

Aston Martin ha decidido abandonar en 2023 la zona trasera del campeonato y se ha sacado de la manga un AMR23 que la sitúa con opciones de disputar el terreno a McLaren y Alpine por la cuarta plaza del Mundial, y que, visto lo visto en pretemporada, incluso podría hincar el diente (puntualmente) a cualquiera de los monstruos sagrados de la parrilla.

El monoplaza de Silverstone no muestra a priori nada extraordinario más allá de que, a diferencia del AMR22 del año pasado, trata ahora mejor los caudales medios y bajos a su paso por los laterales y pone más énfasis en la zona del difusor que en la inferior del ala trasera. 

El aire abundante está asegurado en la parte final del fondo curvado gracias a un torneado de la parte media posterior carrocería que facilita que los flujos altos se bifurquen en dirección al vano del alerón y derramándose ampliamente hacia abajo, lo que apunta a que el suelo curvado va a generar suficiente downforce en terreno virado y algo menos en recta gracias al concurso de los tallados interiores de los pontones —intentaré dedicarles una entrada, aunque no prometo nada—, y a que los neumáticos responderán mejor y durarán más.

Por último, citar que la adopción de un esquema push-rod en la suspensión del tren trasero —más sencillo de calibrar que el pull-rod pero, a cambio, con mayor injerencia aerodinánica—, va a permitir una adaptación más «personalizada» y fina a cada trazado.

En principio, el AMR23 es un monoplaza de media parrilla alta, no un coche punta al estilo Red Bull, Ferrari y Mercedes AMG, lo que nos pone en que su espíritu es el de sumar la mayor cantidad de puntos posibles más que ir de victoria en victoria.

¿Será suficiente, no lo será? En sentido estricto no creo que sea lo más relevante. Supone un gran punto de partida para lo que venga a partir de 2024 y prefiero quedarme con esto: poder dar batalla esta temporada y preparar el terreno para las siguientes.

Os leo.