martes, 14 de septiembre de 2021

Mónaco 1988

Recuerdo gracias a Wikipedia que 1988 fue el año en que el incendio que destruyó la plataforma petrolífera Piper Alpha en el Mar del Norte mató a 167 personas, o cuando durante la exhibición aérea Flugtag'88 en la base norteamericana de Ramstein en Alemania, un Aermacchi MB-339 de la Pattuglia Acrobatica Nazionale chocaba en vuelo con sus compañeros desatando el peor desastre que se ha conocido en este tipo de festivales...

La memoria de Wikipedia suele ser bastante funesta y hay que escarbar para localizar noticias buenas, que las hubo. Las Olimpiadas de Seúl, por ejemplo, donde España consiguió el oro en la clase Finn de vela con José Luis Doreste al timón, la plata en la final de dobles masculino y dos bronce en natación y tiro al plato... También fue el año que se inauguraba el Museo del Pescador de Bermeo (Arrantzaleen Museoa), proyecto en el que participé...

En fin, para nosotros 1988 es el marco temporal en el que sucede uno de los más incidentes más raros que ha vivido la Fórmula 1, y no porque no existan razones físicas para explicarlo sino por el comportamiento de su protagonista, Ayrton Senna.

El paulista dominaba de cabo a rabo el Gran Premio de Mónaco después de haber arrancado desde la pole. El domingo 15 de mayo resultó clemente en lo meteorológico y la pista estaba seca y en buenas condiciones. El McLaren-Honda MP4/4 del brasileño funcionaba a la perfección —los análisis posteriores al accidente no delataron nada anómalo ni en el coche ni en los neumáticos—, pero concluyendo el giro 66 de los 78 propuestos, Senna se va contra las protecciones en Portier, la curva que antecede la entrada al túnel, y allí mismo dice adiós a la carrera.

En boxes Ayrton se muestra cerrado en sí mismo. No había terminado la prueba cuando volverá al hotel prácticamente sin hablar con nadie, y allí se encerrará como un asceta que no quiere saber nada del mundo...

Comienza la leyenda. Hay pocos datos sobre lo ocurrido, casi ninguno. La retransmisión estaba enfocando a otro sitio cuando el McLaren golpea los guardarraíles. Las imágenes lo retoman con Senna todavía en el habitáculo y los primeros comisarios acercándose al coche.

El silencio del ídolo, el secretismo y el celo protector desplegados sobre el asunto por Ron Dennis y su gente, juramentados a proteger a su piloto, desatan posteriormente todo tipo de elucubraciones: Senna se había despistado, iba demasiado rápido, miraba los retrovisores en ese instante, Prost se acercaba después de haber superado a Berger, etcétera. No existe nada a lo que agarrarse aunque hay versiones, como la que nos ofrece Jo Ramírez en su libro [Mi vida en la Fórmula Uno] o la que nos da Carlos Castellá en el suyo [Los misterios de Ayrton Senna]. Hay muchas más, desde luego, aunque ni éstas ni las del ex coordinador de McLaren y el periodista catalán, ni el documental Senna, consiguen deshacer el nudo gordiano: ¿qué sucedió realmente...?


Gracias a mi buen amigo Elín Fernández hoy disponemos de una pieza más, la hoja de tiempos del monoplaza número 12 durante aquella carrera, en la que podemos leer el setup del vehículo, el escueto «Crashed at Portier» que puso fin a todo, y también la última vuelta rápida de Ayrton, conseguida en el giro 59 con un crono oficial de 1'26"321.
 
Os leo.