La realidad esa de la que usted me habla

Un monoplaza no se convierte así como así en un amasijo de hierros, salvo que el accidente tenga lugar en una de las zonas más rápidas del campeonato: Becketts (Silverstone), compuesta por tres giros que hay que acometer con una buena aceleración en todos ellos ya que, si encallas en Copse, tramitar Maggots y Chapel se pone muy cuesta arriba...

Lewis Hamilton sabía perfectamente que la rapidísima entrada a Becketts suponía su as en la manga para neutralizar a Max Verstappen, pues su ventaja a la salida de Chapel sería muy generosa impidiendo que el holandés dibujara correctamente Copse. Como buen animal de carreras que es, el británico se puso a dar caza al líder del Mundial pero comete un error de bulto, o se equivoca estimando sus posibilidades, como prefiráis verlo, y trata de salir del atolladero donde se ha metido él solito protagonizando una cerdada de libro.

Ahora bien, dado que esta entrada corría el riesgo de convertirse en un interminable pase de filminas he desistido de poner más material gráfico, y os pediría encarecidamente que revisáseis el adelantamiento de Hamilton a Leclerc en la misma zona del circuito pero en la vuelta 50, pues comprobaréis dos elementos clave para entender lo que cuento a continuación: el inicio del sorpaso al monegasco tiene lugar en el punto en que termina la valla que aparece en la parte inferior de las instantáneas, y el inglés abre su trazada sólo después de haber aprovechado golosamente el interior de la curva, como mandan los cánones, las leyes de la física, y la ortodoxia y todo eso.

Ya en harina, el ataque de Lewis a Max se concreta todavía con unos cientos de metros de valla por delante. El de Stevenage quiere el interior pero amaga con irse hacia el exterior, aunque el de Red Bull defiende su trazada y cierra correctamente la puerta. Hamilton tiene ahora espacio para intentarlo por fuera, pero como necesita el interior fuerza la situación cambiando de trayectoria con demasiada antelación y en un ángulo que lo va a meter en un brete.

Creo que la secuencia de arriba es lo suficientemente clara como para comprender que la precipitación del inglés no apunta a nada bueno. En la cuarta instantánea podemos ver el W12 medio oculto por la bendita valla, muy metido en el interior de la pista, prácticamente lamiendo el muro, y a Verstappen corrigiendo.

Todavía no hemos llegado al punto donde Lewis iniciará el adelantamiento a Charles en el giro 50, pero como para él también resulta imprescindible tramitar bien Becketts, ahora necesita urgentemente ganar espacio a su izquierda, desplazando al holandés hacia el exterior, claro.

En la secuencia que antecede a estas líneas se aprecia perfectamente cómo el W12 se separa del interior sin haber conseguido ganar la posición, mientras que la distancia del RB16B con respeto a los pianos exteriores es más reducida que antes, y como esto son habas contadas, el único significado aplicable es que Hamilton está sacando a Verstappen para impedirle tomar correctamente Copse.

Y llegamos al momento cerdo del asunto. Lewis podía perfectamente tirarse al interior para trazar adecuadamente el giro, pero prefiere estorbar la trayectoria de Max frenando algo más tarde y abriéndose aún más cuando el de Red Bull ha iniciado la única maniobra posible para él: buscar el ápice.

En el momento del incidente la separación del vehículo alemán con respecto a los pianos interiores es de unos 2'5 metros —algo más que la anchura del coche— cuando instantes antes era de 1, y esto se puede ver perfectamente en la imagen final de la última secuencia. El toque se podía haber evitado si Hamilton no fuese tan cochinote, y ésta es la realidad de la que usted me habla pero no apetece asumir.

Venga, va, no me resisto a ponerla:

 

Así se traza cuando tratas de atosigar a un rival intentando que cometa un error. Desgraciadamente, lo otro sólo tiene un nombre.

 

Os leo.