jueves, 8 de julio de 2021

Because, del verbo estallar

Anda tan extraño el asunto que mientras vivimos una temporada repleta de acontecimientos que relatar y agujeros donde meter el dedo, yo ruedo muy lejos de mis legendarios récords de redacciones diarias, y cierta parte de nuestro periodismo patrio insiste en suicidarse por no asimilar que ya llegará mejor momento de hacer tronar los timbales de guerra y herir el aire con el sonido de las trompetas.

Alonso vende, esto es obvio; vende portadas, artículos, columnas y porquería barata, sí, también la vende. Basta mencionar su nombre para que se haga la magia incluso en redes sociales, donde el postureo exige cierto grado extra de sobreactuación. Pero el bicampeón pone algunos puntos sobre algunas íes a la FIA sin levantar una palabra más que otra ante el micrófono, y no se ha tenido mejor ocurrencia que ligar su apellido al verbo «estallar», seguramente con la intención de alcanzar los clics necesarios para que la nómina llegue entera y puntual a fin de mes.

Imagino en sus contribuciones venideras a los mismos que van diciendo que Fernando ha estallado contra la FIA, quejándose del daño irreparable que sigue haciendo Antonio Lobato a nuestro deporte, de lo poco que sabemos de él —de la actividad, no del comunicador ovetense, ¡por Dios!—, del alonsismo, y del nulo caso que hacemos a los sabios dictados de la Real Academia Española de la Lengua, a la hora de acertar con el término adecuado.

Estas cosas quedan ¡carajo!, y pasados unos años a ver quién es el guapo que mete en razón a la chavalería que apuntala sus idioteces en artículos y titulares que confirman que el Nano ha estallado contra la FIA durante el Gran Premio de Austria 2021.  

Propuse en su día que declarásemos a Fernando especie protegida, básicamente por cuidarlo un poco y evitar dar armas al enemigo. Fruto de la casualidad estamos reviviendo aquella extraña guerra entre Alonso y Hamilton en 2007 que, a decir del primero, no existió porque el temita iba con el equipo, cosa que, sea dicho de paso, corroboró Ron Dennis en 2015 cuando admitió que McLaren no había hecho bien las cosas ocho años antes. Y da lo mismo porque en el acervo de los aficionados sigue quedando la cruenta batalla entre los dos pilotos, surgida de las plumas calenturientas que también necesitaban llegar a fin de mes a cualquier precio.

No pretendo amargar a nadie la mañana, pero pienso que entre el Alonso ficticio y el real hay espacio abundante para que el periodismo haga su trabajo sin faltar a la verdad ni cometer excesos de consecuencias irreversibles. A ellos, a los periodistas, sin duda les iría mejor que a nosotros, ya que su profesión sigue perdiendo credibilidad por el agujero que mantiene abierto en el casco.

¡Ea, me pongo a los Beatles!, pasad buena jornada. Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Habrá que esperar su libro. El día que se retire, esperemos no sea pronto.

Tendrá mucho que contar.