Una clasificación para otra clasificación es cacofonía, vamos, que, a partir de los puestos que se obtuvieron ayer en la prueba al sprint en Silverstone, bien podríamos celebrar dentro de unas horas otra clasificación para el Gran Premio de Gran Bretaña, o dos, o acaso tres si hay tiempo, porque clasificar no es el problema... Definir el puesto de salida sí lo es, y, desgraciadamente, para ello bastaba hacer una puta clasificación y dejarse de marear la perdiz.
El caso es que en la idea de Liberty hacía falta una clasificación para poner en marcha el mecanismo de la gilipollez supina y la celebramos el viernes por la tarde, pero en vez de que sirviese para dos eventos diferentes, uno corto que haría las veces de entremés y otro distinguido con todos los sacramentos, se ha preferido sacrificarla para dar entidad al invento, con lo que el poleman de toda la vida ahora se llama Speed King —disculpadme, pero hay que ser matao para haber parido un término tan infantiloide—, y llamamos ahora así al ganador de una carrera de 100 kilómetros que ha sido excesivamente larga para su propósito, precedible como suele ser costumbre, y, en definitiva, ha resultado excedente de abarrote.
En la Gran Bretaña que lo ha inventado todo, no sólo hemos matado el concepto de clasificación, sino que hemos asesinado también uno de los símbolos más reconocibles de lo que significa la victoria en el deporte...
Os leo.
1 comentario:
Ni es una clasificación, ni es una carrera, es un tontería supina que los mandamases se han sacado de la chistera para ver si les suena la flauta como al burro del cuento y consiguen que el personal de las videconsolas se enganche a las carreras de la formula 1, que de momento con la lucha entre Max y Lewis está siendo más que interesante.
Un saludo de un alonsista.
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