viernes, 16 de agosto de 2019

Made in UK


Disculpadme, pero hay cosas con las que no puedo, como por ejemplo, el constante hablar de George Russell en referencia a Robert Kubica, que ya sé que el primero es británico y el otro polaco, pero coño, los dos conducen una tartana made in UK.

El problema de la pareja se llama FW42 y como no ajustemos el foco nos van a salir fantasmas por doquier. Y es que, a ver, qué coño se consigue reiterando hasta la extenuación que George está muy por encima de Robert si, a la postre, el de King's Lynn sigue condenado a perpetuidad a ser último en la tabla general del Mundial de Pilotos, y para colmo de males, el de Cracovia es antepenúltimo porque tuvo la suerte de calzarse durante el Gran Premio de Alemania ese puntito que molesta tanto a los pagafantas, amén de haber obtenido algunas mejores posiciones que Antonio Giovinazzi, lo que ha deshecho el desempate a 1 punto a favor del polaco...

No lo pillo, la verdad. Toto no lo sube a Mercedes AMG por no «quemarlo» antes de tiempo, aunque, bien mirado, dejarlo en Williams tampoco parece una grandiosa idea, y mucho menos para que sea sobado y resobado por un prensa especialista y una afición empeñadas es sustantivar su finísimo paladar  para cuando sea el caso, hacer con Russell lo que hicieron con Wehrlein: darle la espalda y a otra cosa, mariposa.

Repito por si no se me ha entendido: el problema es la tartana made in UK, porque con ella nadie puede sobresalir ni hacer grandiosas actuaciones. Ni el protagonista de esta entrada ni su compañero. Con el FW42 toca sobrevivir y pillar algo de suerte de vez en cuando. El resto, me temo, son pajas mentales, porque si George fuese tan bueno como comentan algunos, ya estaría en la nómina de candidatos a disputar con Esteban Ocon cuál de los dos ocupa el asiento de Valtteri Bottas en Brackley. Wolff intuye que está poco hecho, y a lo peor es eso: que en realidad su paso por Grove no ha permitido ni evaluarlo.

Os leo.

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