sábado, 3 de agosto de 2019

Empieza el conteo


Que Max Verstappen haya conseguido su primera pole en Hungaroring significa dos cosas: que el holandés ha tardado pero ha llegado y que Adrian Newey también ha llegado aunque ha tardado un poco más.

La primera es una grandiosa noticia. A pesar de que, para mi gusto, al hijo de Jos le sigue sobrando testosterona, la madurez que está mostrando lejos de Daniel Ricciardo está resultando sobresaliente y sumamente provechosa. Se está consolidando, que se decía antes, y mientras disponga de coche va a suponer un problema para sus rivales, y si no, también, porque el zagal viene bien armado y fogueado y, por tanto, resulta dudoso presuponerle que incluso con una máquina que no disponga de 1 segundo de ventaja no consiga victorias saliendo de posiciones del cuarto para abajo, que sé que nos entendemos.

La segunda noticia es cachonda, por decirlo en suave. La normativa que hemos estrenado este año estaba enfocada a limitar las posibilidades de los vehículos abonados al rake agudo, es decir: torpedeaba la línea de flotación de eso que lleva haciendo Newey desde 2009.

Reducir los posibles del alerón delantero incide en la calidad y potencia del vórtice Y-250 y se complican las cosas a la hora de producir downforce de la buena en la parte inferior del fondo plano y difusor —no hay más que ver el SF90 de Ferrari para comprender lo delicadito que se ha puesto dar con la tecla—, pero después de que los analistas de frigoríficos nos pusieran la oreja roja con aquello de que el RB15 era poco menos que un proyecto fallido y difícil de reconducir, lo que pasaba —y hemos dejado escrito en Nürbu, por cierto—, era que Honda no había llegado todavía...

Bien, Newey ha vuelto a resolver la cuadratura del círculo, la japonesa se ha ido poniendo de tiros largos conforme avanzaba el verano, el RB15 ya parece una meravigliosa creatura y al volante va uno de los pilotos con mayor proyección de la parrilla. Y es que Max es todo un gañanazo pero cuando se pone se pone, y como le coja el gusto a esto de hacer poles a lo peor no lo para nadie, porque si ha existido un hombre que ha sacado astillas al concepto salir delante y no dejar ni las migajas, ése ha sido, y sigue siendo, el Mago de Milton Keynes, el vecino de William Shakespeare, Adrian para los amigos, el tipo que ha diseñado el monoplaza en que va montado nuestra naranja mecánica.

Os leo.

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