lunes, 5 de agosto de 2019

Vacaciones de verano


Mucha Eurovisión y mucha polla en vinagre, pero que levante la mano quien disfrutó de Vacaciones de verano de Fórmula V en versión original, que no es por nada, pero es considerada en España y todavía hoy, uno de los más claros exponentes de canción de verano y tal vez el primero con ese rango —a ver, Joserra y Paco, para cuándo un especial moñeces de nuestra infancia y tierna juventud en Vicisitud y sordidez.

Tampoco os lastiméis mucho por mí, no ando escuchando al grupo de Paco Pastor & Cia sino que me he puesto a la oreja la más marchosa Battelfield One de Johan Söderqvist y Patrik Andrén porque la ocasión lo merece y porque no necesito ser malafollá que reclama a gritos que los catalanes le quieran con tal de no parecer andaluz, fundamentalmente porque en esas maravillosas tierras tengo gente que me adora sin mendigar nada, empezando por Ana la tarraconense, de mi linaje, hija pequeña de mi hermano Julián, la más parecida de todos a Amama, la que nos arrimó a la vertiente navarra de nuestros apellidos, los crudos, los que siempre van de cara así se la rompan...

Al sur del condado de Gorliz tengo amigos que sé que se la jugarían por mí sin preguntar si he errado o he acertado, y más abajo en la península, incluso en sus límites meridionales, dispongo de leales a fuego, auténticos regalos, poetas, cantamañanas, prosistas, mendigos, putas, chaperos, maestros, artistas o incluso clérigos, que hacen bueno, cada día, eso de que en la vida sólo necesitas de alguien que crea en ti porque entonces eres realmente poderoso.

Pienso en Miguel, hermano de Daniel; tú ya sabes lo que te quiero, pitufo...

La vida nos cincela a hostias pero eso no lo podemos cambiar, lo que sí podemos hacer nosotros es mirar hacia donde mejor sopla el viento, por lo querido, por los nuestros y por lo que llevamos ahí dentro, donde ni los malafollá saben escarbar.

También pienso en Ferrari. A ver, uno tiene patrias que se pueden contar con los dedos de una mano y una de ellas es Maranello. Oveja negra o no, quiero pensar que este impass hasta Spa-Francorchamps nos va a venir de perlas. Hace falta pensar en lo perdido y en lo que queda por delante, reflexionar, hacer reset o como se diga en la neolengua de los que se saltaron primero y segundo de Eurovisión antes de cantar al mundo las bondades del espectáculo más cutre que ha parido madre. Joder, que el de Riposto cantaba I treni di Tozeur en 1984 y entonces ni los padres de nuestros modernos creadores de contenidos sabían para qué servía el asiento trasero de un 127 o un 850.

Vacaciones de verano suena a himno funerario pero sólo si Ferrari no aprovecha el sosiego que nos brindan agosto y su luces, porque unas vacaciones que no sirven para volver renovado ni son vacaciones ni son nada. Quiero creer y creo, pero habrá que verlo, que decía mi abuelo José Oyarbide, el mejor maestro que he tenido.

Y eso, que os leo.

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