lunes, 17 de septiembre de 2018

Proporcionalidad


Vaya por delante que a Checo le metía una bandera negra por lo de ayer, pero con crespón dorado y sólo por su acción sobre Sergey, ya que la que le endiñó a Esteban me parece pasada de rosca pero tampoco exageradamente dura. Si no llega a estar el muro es casi seguro que ni nos enteramos, otra cosa fue que a resultas del lance media Racing Point (Force India) se quedaba sin puntuar, y ahí sí, ahí yo le daba dos boinazos de propina al de Guadalajara, que no anda el horno en Silverstone como para desperdiciar puntos. En todo caso, como ya sucediera el año pasado, creo que la culpa es de Otmar y su manía de no poner las cosas meridanamente claras entre su tropa.

Pero a lo que vamos, la sacudida a Sirotkin sí fue pa'matar a Sergio. Desproporcionada y totalmente fuera de lugar, y, además, pillando al personal con el pie cambiado, porque tanto que la prensa vende habitualmente una imagen blandita del mexicano, va éste y responde por alusiones como si fuese un resorte: quitándose de encima al ruso y avisándole de que en determinados momentos también gasta malas pulgas y mala leche.

Sí, yo le habría sacado una bandera negra, pero más que nada por mejorar su currículum, ya que como tantas y tantas veces he comentado, está demasiado atenuado para mi gusto, fundamentalmente, gracias a unos medios que todavía no entienden que entre el blanco y el negro existe espacio para un montón de grises. Matices, vamos. Que ni Pérez es el blandurri que se nos intentan encalomar con tal de justificar que carece de punch, ni el ogro que se desató de mala manera en su etapa en McLaren.

Checo es muy caballero y tiene amplias espaldas. En este orden de cosas, por liarla cada dos por tres, el bravo y valiente de la película 2017 era Ocon, pero mira, a 16 de septiembre de 2018, a Sergio se le cruza algo en el camino y demuestra que además de buenas maneras también tiene capacidad para sacar su lado oscuro.

Y como decía al comienzo, me pareció que ayer se hizo acreedor a una bandera negra, pero yo se la habría mostrado con cariño y distinguida con un crespón dorado, en plan romántico. Por un lado para destacar que a pesar de suponer un castigo, la acción, en sí misma, fue de las de aplaudir si no nos hubiéramos vuelto unos buenistas de caca que han olvidado en qué consiste bregar sobre una pista con una mosca cojonera delante; y por otro, por enfatizar que si ayer nos sorprendieron este feo Pérez y sus formas, es porque durante el 90% de la carrera profesional del guadalajareño, Jekyll ha sabido contener las iras de Hyde.

Sea como fuere, luego está lo de las proporcionalidades, y a su luz como que no cabía sacar ningún tipo de bandera, verbigracia de Charlie Whiting y sus enigmáticas tragaderas.

Os leo.

2 comentarios:

Elín Fernández dijo...

Hola José.
Estaba esperando que se la sacaran, pero a la vez, sabía que no. Y lo supe porque me vino a la mente reciente incidentes, Magnussen, Vettel, el Schumi y Barrichello, etc. En ningún caso han sacado la bandera de funeral, y de hecho, tengo mucho que no la veo. Estaba esperando a que el impresentable Charlie Whiting se atreviera a hacerlo. Hubiera sido correcto, pero a la vez un tanto clasista por aquello de que en la pista hay favoritos y otros que no lo son.

Cao Wen Toh dijo...

Estoy completamente seguro que lo que le hizo a Ocón no se lo hará al hijo del jefe el año que viene. Tú quieres un nuevo Montoya, pero incluso para eso hay que tener clase.