sábado, 1 de septiembre de 2018

El pollo sin cabeza


Que Daniil pueda volver a Toro Rosso entra dentro de lo normal, no nos equivoquemos. El de Ufá no es un conductor que pueda elegir y tocará volante a la menor oportunidad que tenga. En Ferrari no había manera, así que si ha de ser en Faenza, en Faenza será.

Kvyat es un racer de los de toda la vida. De los del montón, que la máxima disciplina es tan cruda que por cada cincuenta que lo intentan, sólo uno o dos copan titulares. En todo caso, que es a lo que vamos, el nombre del ruso se baraja como posible en uno de los asientos del futuro STR14 y, como vengo diciendo, hasta aquí todo normal. Nada que objetar, en serio lo digo.

Lo anormal surge de la derrota surrealista que se percibe en la hasta ahora inquebrantable mentalidad de herr doktor Marko.

Brendon Hartley, descartado del programa de jóvenes pilotos de Red Bull, un ejemplo, fue recuperado para la causa a finales de 2017. Carlos Sáinz, hábil y útil para el programa de los cogieron, liberado del todo por liso y llano descarte. Daniel que hace una peineta y Gasly que sube al equipo oficial porque el australiano se las ha pirado a Renault; y Max, el nuevo New Vettel Project, que nos avisa que hasta 2020 no hay tu tía con el asunto del cambio de la austriaca a Honda...

Y ahora Daniil. Bajado de Red Bull a Toro Rosso para dar paso a Verstappen en 2016. Ninguneado en la filial italiana, sustituido por Gasly o Hartley en 2017, ¡qué más da!, de viaje a Maranello en 2018 y hoy, según fuentes —¡qué bonito queda esto, jolines!—, supuestamente llamado a formar parte de la armada 2019 de los toritos por el mismo imbécil que lo echó a patadas.

A fe mía que no he visto tanto desfase en mucho tiempo. Os he confesado muchas veces que en lo tocante a la de Milton Keynes ando muy a dos velas desde que la empresa de mi garganta profunda ¡Edu, gañán, no te descojones si lees esto!—, dejó de ser proveedora de la tetracampeona del mundo. En todo caso, no se puede negar que el asunto es digno de estudio o de un programa de Cuarto Milenio que rebatiría con datos contrastables el siempre impagable Luis Alfonso Gámez...

Hay tomate o Red Bull está siendo gobernada por las hábiles manos de un pollo sin cabeza, pero aunque resulte increíble, Daniil suena como candidato para ocupar asiento en Toro Rosso para 2019.

Por favor, ahorraros las risas con lo del torpedo de Ufá, porque lo que resulta cachondo hasta decir basta es la actitud de la tercera fuerza de la parrilla con sus pilotos. Max es un fijo en la quiniela verbigracia de Heineken y sus gabelas, y el resto importa una mierda nos pongamos de finos como queramos ponernos. Palabrita del Niño Jesús.

Os leo.

1 comentario:

karatecla dijo...

Eso estaba yo pensando ayer, que ninguno de sus pilotos junior tienen puntos para la Superlicencia. Daniil, Jaime o alguno de fuera, como Fernando.
Y teniendo a Carlos bajo contrato...