sábado, 29 de septiembre de 2018

La flauta


Hombre, Hamilton es humano, ha cometido un error en clasificación y así sí, así se puede entender que Bottas se haya calzado la pole en Sochi, que si no, de qué...

Me dejo de ironías que nos va a ir mejor. Valtteri ha firmado un vueltón y ha quedado por delante de Lewis, de Sebastian y de Kimi, y fastidia un poco que los medios sean tan cicateros con él, que no pueden dejar de mencionar el bendito error de su compañero para aclararnos con ello, que lo que hemos visto con nuestros propios ojos se debe, fundamentalmente, a que el de Tewin no ha estado finísimo de la muerte, como en Singapur, vaya.

En todo caso, que es a lo que vamos, existe con el de Nastola una pulsión vengativa que aflora en momentos como éste. Él es como nosotros. Es el hermano pequeño que finge que no puede con el mayor por no ofender a los padres; el tipo dócil de la oficina que hace puntualmente lo que le piden para que se lleve el mérito la jefa de departamento; es la cajera que abandona su puesto de trabajo después del arqueo, con todas las cuentas arregladas, pero sabiendo que no se lo agradecerá nadie...

Y nosotros, que sabemos de sobra cómo va este cuento, no perdonamos al finlandés que no sea capaz de ser de otra manera por mucho que entendamos que su contrato con Brackley dice textualmente: siempre detrás de Lewis, capisce?

Acostumbrados, como estamos, a romper contratos todos los días o a cantarle las cuarenta al del banco o la Administración, al político, al director, a la mujer o al marido, novio o novia; en una palabra: a todo aquel que nos toca las narices a diario, preferimos vernos reflejados en Lewis Hamilton antes que en un tipo que hace su trabajo y en Rusia, por ejemplo, le ha salido redondo porque, sencillamente, el británico ha cometido un error y a él le ha sonado la flauta.

No tenemos remedio, aunque a lo mejor está bien que sea así.

Os leo.

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