domingo, 2 de julio de 2017

Orange bullet


Cuando casi todo se reduce a que contemplas la vida según sea tu héroe preferido, casi como que doy las gracias por que Verstappen esté creciendo entre problemas y no a la luz de los faros que queman polillas.

Me gusta la bala naranja, y en este escenario poco lustroso (para él) puedo permitirme el lujo de decirlo bien alto sin que se me noten las fobias que ciñen mi cabeza. Max crece como hay que crecer, como sería obligatorio que lo hiciese todo piloto, si no fuera porque las prisas horadan el negocio y lo contaminan todo, incluso las opiniones que nos hacemos a diario.

Mirad, lo malo de escribir tanto como hago yo es que la mayor parte de mi producción literaria pasa desapercibida. A cambio, cuando alguien quiere poner una banderita donde no corresponde, salgo de la penumbra y le recuerdo que yo llegué primero...

Es un placer bastante idiota, lo reconozco, pero paga con creces eso de ponerme al teclado para contar lo que siento, no lo que necesitáis vosotros que sienta. El caso es que recién ascendido Max a Red Bull, mientras el mundo tocaba la gaita escocesa y se levantaba el kilt, reflexioné aquí mismo sobre lo que podría pasar si la del rombo no estaba a la altura [¿Y si Renault la caga?]. Era mayo del año pasado.

Bueno, ya sabéis la historia. El fabricante galo se está salvando porque Honda acapara los focos que iluminan nuestra actualidad. Red Bull ha hecho de momento menos kilómetros que McLaren y Verstappen menos que Alonso, ¡ahí queda eso!

La anécdota —es tan sólo una anécdota, no os alarméis— tendría su gracia si no fuera porque la francesa y la japonesa han sido las únicas fábricas que han apostado, en serio, por romper la hegemonía de Mercedes-Benz en un escenario nada proclive a aventuras de este tipo. Pocos entrenamientos privados, unas ruedas que no se calientan ni a la de tres, qué os voy a contar que no sepáis...

El caso es que Jos, a la sazón padre de Max, ha empezado a mostrar las urgencias propias de un progenitor que vela por su chiquillo y pretende que llegue lo más alto posible cuanto antes, sin reparar en que también está mostrando en público que no entiende ni media mierda de qué va esto. Vamos, que no le entra todavía en la cabeza que 2016 y 2017 no son como cuando llegaron Hamilton y Vettel y besaron el santo.

Y me alegro del actual estado de cosas porque Max sigue fogueándose en territorio enemigo mientras el verstappenismo ñú lo ha abandonado, lo que facilitará aún más su crecimiento como poeta del asfalto y a mí me permitirá que cuando soplen vientos más favorables para el holandés, le diga a más de uno que llega tarde, que es un postizo y que no tiene ni puta idea de Fórmula 1.

Os leo.

9 comentarios:

Mauro Devoto dijo...

Ja ja ja...
Un abrazo maese.

enrique dijo...

Esa fina ironia... Maravilloso!!!!

iñaki dijo...

Heinekken Boy

chema dijo...

Pilotazo sin duda, tremendamente agresivo aunque lo normal con 19 años.

Es agradable ver como quienes lo tachaban de un mero producto comienzan a apreciar sus virtudes.

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Chema ;) No te subas a la parra, malandrín. Que sea un producto no es contradictorio con que sea rematadamente bueno. Lo que es peligroso es que el producto acabe ganando al piloto, sobre todo en las primeras fases de su desarrollo como conductor.

Abrazote

Jose

DeLorean dijo...

"Lo que es peligroso es que el producto acabe ganando al piloto, sobre todo en las primeras fases de su desarrollo como conductor."
Suscribo estas sabias palabras. Pero solo estas, ¿eh? Hahaha.
UN SALUDO ;)

Anónimo dijo...

Verstappen de aqui a unos años se alza con el campeonato, menudo crack. No puedo esperar a que suban tambien Leclerc, Giovinazzi y que compitan junto a Verstappen y Ocon.

Anónimo dijo...

Pregunto yo, salvando las más que razonables distancias, por qué tanto Fernando, como Hamilton y Vettel lo hicieron mucho, pero mucho mejor en sus primeros Mónacos?

Seamos prejuiciosos y consideremos a la del Principado como el mayor desafío del año a las capacidades de concentración y adaptación al bólido.

Quizás no tengo hemeroteca suficiente para hablar de Vettel y Fernando. Pero Hamilton? Aproximándose mucho al desempeño de su compañero, todo un bicampeón, y regresando íntegro el coche a casa.

Los dos primeros Mónacos, Max estrelló su coche. Ahora mismo, revienta motores uno tras otro, mientras Ricciardo llega a meta. Sí, es un driver diferente, muy veloz y arriesgado. Pero no será un pelín bruto?

DeLorean dijo...

Vettel en su primera carrera en Mónaco como debutante (2008) hizo una de las mayores remontadas en la historia del circuito con un Toro Rosso. Del 19º al 5º. Max es un piloto agresivo por su edad, que en su comparativa con Sainz no fue mucho mejor, de hecho estuvieron a la par y Carlos pudo con él en clasificación. No me acaba de convencer aunque su talento se vislumbra a diferencia de su techo.
Estar al lado de RIC no es nada fácil, porque en mi opinión es un piloto top infravalorado, así que veremos cómo acaba todo esto. El caso es que, como dice el anfitrión, foguearse en la adversidad siempre es mejor que en la victoria, porque en cuanto esta se va, uno se queda huérfano sin sacar ese talento que todos llevan dentro.