lunes, 3 de julio de 2017

Un león sin melena


No se puede negar que el trasto de Brackley ha mejorado su comportamiento en pista después de los retoques sufridos en mayo pasado [El W08 y la madre que lo parió], aunque puede que no sea suficiente.

El Barcelona, el monoplaza anglo-alemán firmaba un bonito fin de semana, aunque a medias, ya que si bien Hamilton vencía de manera incontestable, Bottas sufría de males de motor y abandonaba. En Montecarlo los Ferrari pasaron literalmente por encima a los chicos de Mercedes AMG en un terreno que les venía que ni pintado, pero en Montreal, estos últimos devolvían la patada en la entrepierna a los de Maranello. En Bakú... bueno, en tierras azeríes, Ricciardo lograba colarse entre el mejor ganado de la parrilla sin haber sido invitado.

A ver, la normativa 2017 surgió precisamente para quitar posibilidades a Brackley, lo que nos pone en que el coche de la entente, a pesar de la maravillosa unidad de potencia que lleva en sus entrañas, juega a la contra en el nuevo tablero de ajedrez prácticamente desde el minuto 1.

Las aclaraciones que solicitó Ferrari a la FIA a comienzos de año se llevaron por delante el sistema de suspensión inteligente en la de Wolff y Lauda y que Pirelli ha salido durilla de oído y de todo lo demás. Sí, podemos decir que Mercedes AMG no es ni la sombra de lo que podría haber sido si no se hubiesen dado tantas coincidencias en tan poco espacio de tiempo.

La de Brackley mantiene el tipo, creo que podemos dejarlo ahí. En este sentido, las evoluciones aerodinámicas implementadas en el Gran Premio de Barcelona lo único que han hecho ha sido proporcionar un mejor acercamiento a las posibilidades reales de unos neumaticos que no eran como se habían prometido, causa principal, a mi modo de ver, de los numerosos problemas sufridos en los primeros compases de la temporada.

Entre esto y que Lewis vino de vacaciones poco enchufado y con demasiadas ganas de hacer ver que la ausencia de Nico Rosberg no se iba a notar, que Valtteri apenas había tenido tiempo para afinar el piano dejado atrás por el Campeón del Mundo 2016, Mercedes AMG tardó demasiado en detectar los problemas del W08 y solucionarlos.

Poca inclinación del fondo plano sobre el asfalto (rake) y por lo tanto, pobre aprovechamiento de la downforce y numerosos problemas añadidos con las ruedas y la frenada, distancia entre ejes muy amplia, y demasiado enfoque en la contrastada calidad de su unidad de potencia, han sido los nombres propios de esta serie de inconvenientes que han emborronado el comienzo de 2017 para la de las tres puntas.

Si a ello sumamos que Brackley estaba demasiado acostumbrada a dominar las carreras de cabo a rabo y lo de elaborar estrategias adecuadas para defender terreno se le ha atragantado bastante entre marzo y mayo, encontramos un escenario en el cual Mercedes AMG y Ferrari navegan casi juntas y tanto una como otra dependen excesivamente de los errores del rival para sacar la cabeza.

Obviamente hay circuitos que se dan mejor a un tipo de diseño que a otro, pero en líneas generales se puede coincidir en que al león de 2014 a 2016 le han cortado la melena aunque no le han quitado las uñas, y que una bonita cuota de responsabilidad de que esto sea así, la tiene la serie de apaños estrenados en mayo pasado: adaptación del reparto de pesos, mayor importancia de la aerodinámica debajo del tren delantero, una más que posible reducción de la batalla...

Hoy el W08 es mejor coche que antes, esto es indudable, pero harían mal en Brackley bajando la guardia y esperando que Ferrari cometa errores. Nadie me ha pedido esta opinión, pero ahí va de todas formas: ése no es el camino.

Os leo.

1 comentario:

enrique dijo...

Yo creo que Mercedes confía mas en las peoras de Ferrari, que en sus propias mejoras. A mi el Ferrari me parece mejor coche en general, la duda que tengo es si la Scuderia va a seguir el ritmo frenético de evolución que le propone la alemana.