Estimados todos, dos puntos.
Pasan cosas... Nuestro presidente del Gobierno pronunciaría esta sencilla frase con alguna hache intercalada y remarcado siseo, pero apenas cambiaría que lo dice todo y a la vez no dice nada.
Y es que a ver, lo escribía el otro día en la entrada dedicada al Halo [Halo y redundancia]: «Bueno, sí hay algo más, aunque prefiero dejarlo para cuando me encaje
contaros lo que pienso de la hiperactividad que muestra la FIA desde que
Liberty se ha hecho con las riendas del negocio.» Hoy encaja, obviamente, así que vamos a acotar el asunto a que, básicamente, Liberty quería quitar las aletas de tiburón por antiestéticas y la FIA ha respondido imponiendo una jaulita fea sobre la cabeza de los conductores. ¿Hay tema o no hay tema?
Que este matrimonio no iba a resultar fácil ya lo sabíamos, que podían surgir complicaciones, también. Pero que me maten si no están ocurriendo demasiadas coshass.
El pulso está servido. Son dos concepciones frente a frente. Liberty pone a la venta participaciones en el negocio F1, por ejemplo, y los equipos dicen que nanai de la China. En cristiano, que queda mejor: Liberty necesita pasta para llevar a cabo sus planes y las escuderías le dicen que ya están poniendo bastante y de paso, en términos de mercado le muestran su desconfianza en el proyecto.
Chase Carey, otro ejemplo, da el banderazo de salida a las 24 Horas de Le Mans de este año, santificando con su presencia que Liberty tiene interés en el mundo de la Resistencia, pero el anuncio de que Porsche abandona la disputa del WEC para 2018 pone todo patas arriba, y temblamos, temblamos todos porque Audi también lo había dejado...
La Fórmula E aparece en el horizonte, y no es por nada, pero John Malone, jefazo de Liberty, también está en el cotarro de Alejandro Agag, y puesto que Mercedes-Benz abandona el DTM y se pasa a la fórmula eléctrica, aunque la FIA no tenga mano en el campeonato ADAC, puesto que pashan coshass, pienso que a lo mejor es por algo, bueno se entiende.
Mi propuesta es sumamente sencilla: Liberty está trasladando de sitio toda esa mandanga de que el deporte debe servir como campo de exploración a las necesidades del mercado de la automoción (otro día me extiendo sobre este asunto), para liberarlo de intereses espurios y dejar que el espectáculo florezca en base a la competición pura. La Formula E sin duda parece un inmejorable lugar para este noble propósito. Con todas las marcas grandes allí, la Fórmula 1, la Resistencia si al final hay oferta, se democratizarían un poco, que buena falta les hace.
Pasan cosas, claro que pasan. Liberty podría estar yendo más rápido de lo que nadie pensaba y la FIA y los equipos estarían respondiendo con renuencia y palitos en las ruedas porque hay mucho dinero en juego y nadie quiere renunciar a su trocito de pastel. La vida era cómoda, hasta ahora. Toca currárselo un poquito más que antes, posicionarse, salir de la cueva para ver qué tiempo hace y tomar el aire, valorar bien qué y dónde se apuesta... precisamente porque están sucediendo cosas.
Os leo.
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