lunes, 10 de julio de 2017

El periodismo de motor y el tren bala


Esta entrada no tiene nada que ver con el Gran Premio de Austria, o sí, pero puesto que tenemos el de Gran Bretaña en lista de espera y el poco tiempo disponible aprieta como un demonio, prefiero quitármela de encima cuanto antes con tal de abrir hueco para cosas, si no más importantes, sí más jugosas para nosotros.

Así que sin más preámbulos nos metemos en harina, ya que la «porquería» amenaza con no dejarnos respirar y pretendo explicaros por qué, pues el mecanismo es más simple que un chupete.

Cada cierto tiempo no encontramos en redes sociales, fundamentalmente, con clamores que se enfocan hacia el excesivo peso que tienen en nuestro deporte los bulos y las noticias sin contrastar que hacen referencia a Fernando Alonso. La buena nueva es que el Nano vende noticia incluso dormido, la mala, es que esta dinámica, lejos de mejorar va a empeorar porque grupos empresariales supuestamente serios, siguen apostando por comprar mierda para embotellarla como si fuese agua recogida de los manatiales de las montañas y tal, y vendérnosla luego a precio de oro, claro.

Hablé hace tiempo de la vieja técnica del pin-pong: desde un medio se alienta un bulo o una mentira, y cuando otro medio la recoge y la promociona —ingenuo ante la posibilidad de que se la hayan metido bien metida—, el primero la retoma y le da carta de naturaleza porque ahora hay fuentes donde contrastarla (el medio gilipollas que ha hecho el trabajo sucio sin beberlo ni comerlo)... Pues bien, damas y caballeros, como os dije entonces, aquí tenemos lo sencillo que resulta convertir en una verdad sobre la que debatir, lo que en principio era una falta de respeto y algo totalmente contrario a la praxis periodística.

La CIA, hace décadas, muchas décadas, usaba las páginas del Reader Digest para estos menesteres. ¿Quién podía desconfiar del Reader Digest? Pues eso...

Sea como fuere, cada vez resulta más insoportable la cantidad de imbecilidades supinas que se lee o escucha en determinados medios de alcance nacional al respecto de uno de nuestros mejores deportistas de todos los tiempos. Chocan con la razón, son groseramente falaces, pero da igual. Mejor dicho, a ellos les da igual porque siempre encontrarán oportunidad para acusar a la piratería o internet de los males que aquejan a la prensa en la actualidad.

Por tomar pie y parecer un poco científico, no más, la semana pasada me tomé la molestia de sondear mi Twitter por ver qué se opinaba al respecto.


Desde luego el muestreo no es la polla de Bedoya ni las preguntas son como para tirar cohetes, pero a mí me vale para comprobar una vez más, que la gente está hasta las cantimploras de que la tomen por idiota. De 1.312 votos contabilizados en 24 horas, el 89% del total reprueba estas prácticas con menor o mayor virulencia, a un 5% le da lo mismo, y tan sólo un 6% considera que la porquería tiene rango de noticia.

¿Qué ocurre entonces? Pues pasa que los medios han perdido el norte, y en vez de pensar que la información es un derecho para el usuario de prensa escrita, audiovisual o digital, piensan que el número de clics les da la razón en el camino que han decidido seguir hasta suicidarse, porque al fin y al cabo, al anunciante le da igual que provengan de un periodismo sensato que ha apostado por la calidad en su trabajo, o de otro más pragmático que ha entendido que la calidad es lo de menos y lo aplica en cada barbaridad que publica.

Al anunciante al final le da lo mismo. Compra visibilidad, share, clics o como lo queramos llamar, y de suyo, termina imponiendo un estado de cosas insoportable pero tremendamente lucrativo...

El periodismo deportivo de F1 va en tren bala y en asiento de primera clase. Mi amigo Juan Luis, doctor economista él, diría que todo esto huele a burbuja, pero a ver cómo se lo explicamos a ellos si no tienen tiempo salvo para mirarse el ombligo.

Os leo.

6 comentarios:

DeLorean dijo...

Bueno ya sabes que soy periodista, y aunque no ejerzo como tal, este tema me interesa más que otros. En mi opinión hay un aspecto que obvias, y que resulta crucial: a la gente le importa menos la información que la información que esperan obtener. Al fin y al cabo la demanda está basada en las expectativas de su público target. En definitiva, el periodismo libre y de calidad no existe, ni siquiera en el Times (en la facu siempre nos recordaban que es la "Biblia periodística"...). La implementación de las redes sociales a este mundo ha traído consigo a su vez una inmediatez diametralmente opuesta a la verificación real de cualquier "noticia", por lo que contrastar "hechos" solo importa una vez publicado. Si aciertas te coronas, si no... otra vez será. Por desgracia, el público no sabría apreciar un periodismo de calidad con uno que no lo es, básicamente porque solo "compran" lo que quieren que les cuenten o les vendan. Y ahí entran los intereses comerciales publicitarios. Si Alonso "vende" o no, como dices, debería apoyarlo un estudio de medios pues desconozco su proyección de imagen, lo que si está claro es que la "noticia" negativa es más lucrativa, siempre ha sido así, y por desgracia ALO cuenta con muchos detractores que son el target final. Al fin y al cabo, atacar a un deportista ofrece a los publicistas una ocasión de oro, y cuanta mayor desinformación haya, mayor se estira el billete.
Un saludo

enrique dijo...

Los clickbaits, o como se escriba, son pan para hoy y hambre para mañana. Es una medida desesperada enmarcada en las crisis financieras de de los grandes grupos editoriales. Me cuesta creer que las cabezas pensantes no se den cuenta que es mas caro perder la credibilidad.

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenas tardes, David ;)

Por desgracia, soy de los que piensa que a los mercados se los modela, incluso a los que consumen información. Y el caso es que si no existiese esta posibilidad de modelado a través de los medios, una parte importante de empresas no se publicitaría a través de ellos, ni resultarían tan atractivos para determinados intereses económicos, fondos de inversión, de capital riesgo, etcétera...

Sea como fuere, la prensa es actualmente la «ramera» de la película, y mientras mantenga el debate enrocado en que sirve exclusivamente a lo que le pide el lector, no podrá escapar del collar que realmente la está asfixiando.

Te creo, cómo no iba a creerte, pero desde el momento en que la información es un derecho que ha sido supeditado a cuestiones económicas, pienso que a lo peor lo que ha sucedido es que la prensa ha tirado por el trayecto cómodo: hacer las cosas mal pero rentables y echar la culpa al respetable, en vez de preservar sus raíces ;)

Un abrazote

Jose

DeLorean dijo...

Cierto, el mercado se puede modelar, de hecho crear nuevas necesidad es la gran lacra que sufrimos los "jóvenes" (XD) y la sociedad actual en su conjunto. El caso es que es una visión muy romántica la de buscar un medio ajeno a la prostitución económica, y suscribo tus palabras, el camino fácil está labrado en papel de lino y algodón, el que "vale", pero mi visión es que ya es tarde para cambiar la situación.
Quizás soy un pesimista por cobardía, pero en el mundo del periodismo siempre se ha dicho que la verdad no debe estropear jamás una buena noticia. En cualquier rama la pureza se ha envilecido porque, entre otras cosas, el público consumidor lo ha permitido. Siempre se ha jugado con la ideología, con las "filias y fobias" que siempre menciono, y con ello se especula a diestro y siniestro.
Me alegra mucho que denuncies públicamente la corrupción y podredumbre que tenemos en los "mass media", como digo, firmo debajo. Pero ya Balzac dijo que "el periódico es una tienda en que se venden al público las palabras del mismo color que las quiere" y ahí voy, se ha podido agravar con la inmediatez y el poder económico que lo supedita, pero creo que siempre ha sido así, ningún medio es independiente y lo peor de todo esto es que no se puede cambiar. Por desgracia.
UN SALUDO y un placer compartir pareceres contigo :)

Anónimo dijo...

Por todo eso que cuentas querido DeLorean están en crisis,a la gente ya no se la dan y saben que son de los profesionales mas denostados.Se creen que les va mal por la economía pero hasta que no resuelvan la crisis moral en que están envueltos no acabarán sus problemas.

Aficionando dijo...

Esa técnica se usaba durante la dictadura para sortear la censura, aunque con noticias auténticas. Por ejemplo, un medio español tenía una noticia que no podían publicar por miedo a una multa o un cierre y se la pasaban al corresponsal de Le Monde, por ejemplo. Una vez publicada en Le Monde, no podían impedir que la noticia se publicara en España, citando al medio extranjero. Así hacían en la revista en la que trabajaba mi padre.