¿Por qué vuelan los patos?

Disculpad el atrevimiento del título. La idea me ha surgido pensando en lo mal que llevamos muchos aficionados el excesivo peso que tiene la aerodinámica en la F1, y puesto que no era cuestión de desprovecharla con lo caro que se está poniendo todo, me ha dado por reflexionar un poco sobre este asunto, quizá por quitarme de encima las imágenes de Muniain e Ibai llorando sobre el césped del Estadio Nacional de Bucarest.

En fin, si hay un hecho cierto al respecto de la aerodinámica, éste es que está ahí y va a seguir estándolo por mucho tiempo, a tenor de las voces expertas que ya nos vienen explicando lo que se va a cocer a partir del año que viene, y el caso es que en justicia hay que aceptar que la disciplina de marras en sí, ni es buena ni mala, ni siquiera todo lo contrario, aunque a algunos nos escueza el abuso que supone en manos de las escuderías y la propia FIA.

En líneas generales, este deporte se equilibra alrededor de la idea de que las mejores máquinas son conducidas por los mejores hombres, sobre una serie de circuitos que sirven para evaluar la calidad tanto de las primeras como de los segundos, y de rondón, también la de los equipos en los que militan.

Bien, esto era así hasta hace no mucho, pero ya no lo es, porque la aerodinámica, parte importante del diseño de vehículos desde casi el inicio de la competición, ha usurpado el valor mecánico de los monoplazas, gracias a que resulta mucho más rentable invertir en ella que hacerlo en aquellas otras áreas que dieron a la F1 la imagen de excelencia que todavía disfruta.

Así las cosas, la evolución de los motores está congelada, entre otras razones porque para aportar la diferencia ya tenemos a la aerodinámica, bueno, ahora también tenemos los neumáticos... Y lo mismo ocurre en el plano deportivo, donde los adelantamientos, antaño cuestión de coraje, inteligencia, habilidad y máquina, se han convertido en una simple aplicación de la aerodinámica gracias a la aparición del F-Duct, el S-Duct y el bendito DRS...

Estoy sintetizando, lo sé, y tal vez mucho, pero es este escenario suplantador que ha derivado en que los vehículos sean plataformas casi iguales que sólo se diferencian por su rendimiento aerodinámico y que en la práctica rara vez o jamás se rompen, y que ha convertido a los pilotos en meros gestores de todo el invento, está en el origen del rechazo que sentimos muchos.

Hay quien afirma con cierta tolerancia, que estamos disfrutando de un deporte en el cual los que realmente compiten son los ingenieros, pero el caso es que antes también lo hacían y el espectáculo estaba asegurado sin necesidad de recurrir a tanto atajo aerodinámico, por supuesto, con lo que de nuevo estaríamos ante otro fenómeno de suplantación cuya salida lógica pasaría porque la FIA borrara del mapa el Campeonato Mundial de pilotos, incluso el de marcas, y los sustituyera por otro, único, en el que se jugaran los puntos gente como Lowe, Fry, Costa o Newey...

No va a ocurrir, también lo sé, porque a la FIA y a Bernie, incluso a las propias escuderías, les sigue conviniendo que creamos en que compiten Ferrari, McLaren o Red Bull, o Hamilton, Button, Rosberg, Vettel y Alonso, mientras se llenan la boca fardando de que la F1 es el máximo exponente del automovilismo deportivo y la aerodinámica hace el trabajo sucio, resolviendo todos y cada uno de sus problemas, sobre todo, el económico.