viernes, 25 de mayo de 2012

Domingo de encierro


Correr en Mónaco tiene mucho de 7 de julio pamplonica (disculpadme la foto, pero es que tengo tarde de tomarme todo un poco a chufla). Decía que con tanto guardarraíl y tanta acera, con tanto muro y tanta protección, los monoplazas se pueden dejar en Monte-Carlo alguna pegatina que otra en el lugar más inesperado, porque a poco que los pilotos pierdan algo de concentración o apuren demasiado una frenada o un giro de volante, al igual que les pasa a los mozos en la curva de Estafeta, ya se pueden encomendar a lo más alto porque en estas cosas no suele caber ninguna vuelta atrás.

Mónaco es así, estrechito y ratonero. Con él no se juega. Todo lo que tiene de envoltorio magnífico (el glamour, la belleza arquitectónica, el glamour de nuevo, el puerto y los aficionados, el glamour otra vez…), lo tiene de jodido, de manera que hay que jugársela a salir lo más delante posible desde el mismo sábado, al estilo de los que hacen noche a las puertas de Harrods para asaltarlo el primer día de rebajas, porque de otra forma, el asunto de adelantar se pone muy cuesta arriba salvo que medie una muy inteligente estrategia que permita ganar terreno en vez de llevar al piloto a naufragar en mitad del inevitable tráfico. De manera que alcanzar la pole adquiere una importancia inusitada en El Principado.

Tampoco es que esté todo dicho con ella en la mano, pero vale su peso en oro, porque una vez iniciada la prueba, debido a que el trazado es muy corto (no llega a los 4 kilómetros), en un pispás se pone uno a divisar el culo de los coches rivales. Además, están las curvas, cada una de ellas un mundo diferente, una exigencia nueva, un compromiso y un reto que pueden convertirse en un calvario como lleves detrás a un tipo que ni te suelta ni muestra intención de hacerlo. Y así durante 78 vueltas infernales incluso para los que van cómodos.

Este año, por si fuera poco, media el asunto de unos neumáticos que se vienen abajo con la mirada en cuanto han alcanzado su límite de duración.

Se prevé una media de tres o cuatro pasos por garajes, lo que nos pone en que las escuderías tendrán que arriesgarse a que alguien meta la pata en al menos tres o cuatro ocasiones, en una zona en la que para colmo no cabe ni una sardina más. Y luego a cruzar los dedos, porque también son tres o cuatro momentos clave en los cuales los ingenieros de pista acostumbran a rezar para que todo vaya como está previsto y sus pilotos no acaben saliendo detrás de un manso…

Sí, Mónaco es ciertamente especial, un oasis de complicación extra en un desierto en cierto modo acostumbrado a las facilidades estratégicas, donde sumar dos y dos no tiene por qué dar cuatro como resultado, donde está cantado que salga un Safety Car, o dos, o los que hagan falta, donde por caber cabe incluso la posibilidad de que ondee la bandera roja, donde habrá algún accidente, donde hay lugar también para una lluvia que viene visitando esta semana El Principado con una regularidad pasmosa, y que como haga acto de presencia puede tocar a la carrera con su varita mágica, dando al traste con las estimaciones, con la calificación y con lo que se le ponga por delante, ya que Monte-Carlo, con el piso húmedo, deja a un lado todo su glamour para convertirse en una fiera tan impredecible como indomable.

Pero esto es Mónaco y mañana comienza el encierro, y un puñado de hombres sobre sus respectivas máquinas tratarán por todos los medios de inscribir su nombre en la única prueba que jamás olvida a sus héroes.


2 comentarios:

Touro Tolo dijo...

Debo decir que puedes ser más que premonitorio. Veo toros corriendo detrás del pañuelo rojo en Montecarlo. Enhorabuena, tu optimismo comienza a obtener resultados.

Por otra parte... es una moto lo que va delante de los toros? Pero de dónde sacas esas fotos?

Y finalmente, veo que sales de la oscuridad del diseño anterior para darle un toque más... Ludotecnia, no? Me gusta.

GRING dijo...

Me encanta Mónaco, me ha gustado mucho tu entrada de hoy y me huelo que mañana,más que nunca, acabar indemne en este circuito con estas gomas que no perdonan el más mínimo error será realmente una "misión imposible". Diversión de lo lindo en grandes dosis. Buen fin de semana.(otra vez más, los leones no pudieron con un miura brutal en los primeros 45. Mis felicitaciones de nuevo al subcampeón, que tiene una base humana bestial para el futuro).