martes, 17 de mayo de 2022

¡Que Dios se lo conserve!

La renovación de Alonso con Alpine está proporcionando más hype por centímetro cuadrado del que muchos aspirantes a gurú pueden tolerar.

No veo mal vivir del asturiano, a ver, a fin y a cuentas de algo hay que tirar para llegar a fin de mes, pero no jorobemos que la bendita renovación pueda estar originando más ríos de tinta que los que brindó la susodicha de Hamilton por Mercedes AMG a finales de 2020, y eso que uno era ya heptacampeón y Kallenius andaba de nones.

Lo único que hay de cierto en todo este sarao es que Fernando y Enstone se sientan a negociar en julio la continuidad del contrato que les une. El resto, nos pongamos como nos pongamos, es ruido, revolver las aguas por ver si se pesca algo, así lleves más de 35 años como consultor y mánager pero no haya Dios que te saque de Twitter, acabes de leer «10 claves para triunfar en redes sociales» y creas que tienes las lecciones aprendidas, o consideres que hacer periodismo consiste en llenar tu curriculum de titulares anzuelo.

Alpine y nuestro bicampeón se verán las caras en verano para dilucidar cuál será su futuro común o separado, y a partir de saber cómo queda la cosa podremos trazar las líneas que nos apetezca, pero dibujarlas en mayo —la verdad es que llevamos desde antes de marzo con el asunto—, sólo incide en esa sensación que alberga el populacho, al respecto de que no hay mucha diferencia entre un cuñao de internet y otro con título y vitola de especialista. 

Obviamente la profesión y sus numerosos aspirantes saben mejor que yo qué hacer con sus huesos, pero a unos y otros les deseo que el Altísimo les conserve al Nano por muchos años. Lo necesitan como el comer.

Os leo.

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