miércoles, 11 de mayo de 2022

Max, the one

Verstappen está llegando porque como piloto goza de ese puntito especial que le permite extraer a su monoplaza algunas décimas más de las que señala el manual de instrucciones. 

Esta peculiaridad dio en su momento para horas y horas de entretenimiento leyendo a los obispos de la cosa argumentando que el conductor no puede superar a su coche, básicamente porque no, nunca, aunque luego veías a Leclerc volando en Singapur en pos de la pole (2019, creo), a Russell merendándose a Hamilton en Miami, a Alonso en Pouhon o al propio holandés sobre el RB18, y aceptas que a los obispos mejor los trague su madre por mucho que concluyan sus alocuciones con música de Two Steps From Hell e imágenes en cámara lenta, y que sí, que hay tíos especiales que son capaces de llevar su herramienta un pasito más allá de lo que imaginaron que llegaría los ingenieros que la crearon.

Cuento todo esto por enfocar este inicio de temporada. Binotto hace bien en recordar a Red Bull que hay un límite presupuestario que respetar, pero ello no es óbice ni cortapisa para imaginar que Max va a seguir suponiendo un problema para Maranello así Milton Keynes se corte un poco en eso de tirar de talonario con tal de recortar ventaja.

A un tipo que admite en público que con un Mundial ha cumplido sus expectativas deportivas hay que respetarlo sí o sí, siempre, más cuando ejerce de vigente Campeón del Mundo, lleva el dorsal número 1 en su carrocería y está vendiendo cara su piel tratando de pillar al monegasco de Ferrari a golpe de imponerse a un coche que, mal que queramos, lo ha dejado tirado ya en dos ocasiones.

El hijo de Jos es un talento natural de esos que se ven poco. Capaz de lo mejor y peor en pista, no se rinde fácilmente, pero su crush —creo que se dice así ahora, disculpadme si me equivoco— consiste en que no va a bajar la guardia, y, al estilo Alonso, con un vehículo ligeramente inferior al de su rival va a mostrarse competente para arruinar la fiesta a cualquiera.

Llevamos a cuestas tan sólo cinco carreras, nada en comparación con lo que nos queda de campaña, pero, como Matías Prats, insisto: a pesar del coñazo de los medios y cadenas hablando de un Hamilton en horas bajas a troche y moche, el pequeño de Sophie puede arruinarnos la historia a poco que sigamos pensando que un piloto no puede llevar su monoplaza donde nadie tenía previsto. Max es de esos, y Ferrari lo sabe...

Os leo.

2 comentarios:

Lastra dijo...

Justas son tus loas al hereje, Maestro, pero disiento en que tenga un pelín menos carro que su rival; ese RB aunque pueda adolecer de unos poquitos caballos menos, posee una eficacia general superior, tanto aero como mecánica. Al menos en mi opinión.

Salud!

DeLorean dijo...

Singapur 2019... una pole legendaria, sobre todo porque se la ganó a un especialista no solo a una vuelta, sino en ese circuito donde las manos valen más que los pies... A lo Mika en Ímola :)
Por cierto, Max tuvo la suya en Jeddah el año pasado, pero se equivocó.

Creo que, a mi pesar, en carrera es el piloto más parejo al nivel de Fernando pero en guarro, y eso lo hace temible (el asturiano tiene la habilidad de pelear en el límite sin sobrepasarlo). Medio punto por encima de Charles o Russell, Verstappen tiene la décima que da sacarse el peso de encima al convertirse en campeón del mundo y eso le hace favorito (además, el RB es el mejor coche global).

Eso sí, el "crush" es más bien un enamoramiento platónico o incluso temporal... pero vamos que mejor hago un Larbalestier y digo "I don.t know man" XD.