miércoles, 12 de enero de 2022

Un tiempo para perder

Escribí el mismo domingo 12 de diciembre, poco después de haber terminado la carrera en Abu Dhabi y sabiendo de las intenciones de impugnar el resultado por parte de Brackley: «Salga lo que salga de la bendita reunión, la Fórmula 1 acabará un poco más heridita que antes aunque siga siendo tan corrupta y poco de fiar como siempre...» [Merry Christmas!], y, casi un mes después, sigo pensando que tanto Toto Wolff como Lewis Hamilton son dos malos perdedores, más si cabe, si se concreta el rumor de que Michael Masi y Nicholas Tombazis abandonan sus cargos para 2022.

No gana Mercedes ni triunfa el heptacampeón, perdemos todos, que ya andaba la FIA que parecía un putetxe como para que ahora dos engreídos obliguen a cambiar los cromos con tal de parecer que han salvado los muebles de una temporada que perdieron en pista. 

Wolff podía haber fortalecido su escuadra con Russell desde Bahrein, pero no lo hizo; podía haber descabellado a Bottas después de Yas Marina, pero prefirió afear al finlandés y jugar a sufrir pesadillas confiando en su número 1 y en que tenía todo atado y bien atado.

Hamilton también podía haber sido más fino y sentenciar antes en vez de acumular errores, pero ha preferido interpretar el papel de pupitas porque tiene un cierto parecido con Senna y luchaba contra todo. 

No os riáis mucho con esto último que acabo de anotar, reíros mejor de todos aquellos que criticaban a Fernando por su pulso en Austin con Dirección de Carrera y hoy no caben de gozo porque Lewis y Toto están derribando al australiano.

El acuerdo secreto de Ferrari con la FIA dio para ríos de tinta, ácida, obviamente, pero el bochornoso sarao que se está montando a nuestras espaldas no merece ni un entrecomillado en la prensa por si también se ha contemplado en la letra pequeña que Lewis Hamilton debe coronarse sí o sí Campeón del Mundo en 2022, y no me miréis mal, puestos a pensar, cuando el sujeto de la Fórmula 1 no es la competición ni el deporte y sí un gilipollas que, encima, desliza a su mamporreros que tomará la decisión de si continúa o no después de saber cómo le han arreglado el cotarro, no resulta descabellado pensar que su octavo va en el mismo paquete que la cabeza de Masi y Tombazis.

Perdemos todos, repito, porque hay un momento para ganar y otro para saber doblar la rodilla, con la cabeza bien alta, haciendo autocrítica y aceptando que la vida no tiene por qué hacer caso a nuestros sueños. La lucha estuvo bonita hasta que dos imbéciles nos han desvelado que lo importante en F1 no es ser más rápido que los rivales, ni más listo en las mesas de diseño, los garajes y el asfalto, sino el poder que atesora tu escudería. No querían ganar en los despachos pero, al fin y al cabo, es allí donde obtendrán su pírrica victoria los llorones que no supieron plantar cara a Red Bull.

Os leo.

2 comentarios:

David dijo...

Estoy de acuerdo. Era tiempo de concentrarse en la siguiente temporada, no de gastarse y desgastar la F1 desde los arreglos de oficina. Espero que la temporada 2022 se para demostrarle a Mercedes que no todo siempre es como ellos quieren.

Anónimo dijo...

Mercedes, Wolff y Hamilton con su hipocresía y falso victimismo han logrado que mucha gente apoye a Red Bull que precisamente no es uno de los equipos más populares de la parrilla.. veremos que acontece.. quien sabe si la "leyenda" de Interlagos (por adelantar 15 autos en la recta principal con DRS y un motor modo cohete) ya no ató en los despachos las garantías necesarias para su 8vo título