martes, 25 de enero de 2022

Siempre será abril


En casa todo bien, Lourdes, espero y deseo que Pablo y las niñas también lo estén. Ya ves, aniversario de tu despedida, uno más, que hay momentos en que ya se pierde la cuenta. En fin, querida, llevar tanto aquí me permite algunos lujos, como recordar en mitad de los fragores deportivos que tuve la inmensa fortuna de conocerte, escuchar tu voz, y que tus labios besaran mis mejillas o tu mano cogiera la mía.

Si hay algo bueno en coincidir en la brevedad de un fragmento del espacio-tiempo es que queda para siempre, y, en nuestro caso, que resulta sencillo recobrarlo para la memoria porque basta acercarse a cualquier instantánea de la Chianti classico y aprovisionar los pulmones con su paz infinita, porque allí, en la Toscana, los abriles encantados también ocurren en otoño y a finales de enero...

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