miércoles, 26 de enero de 2022

Somos el botín

Tampoco nos alteremos tanto, si tragamos con el último Gran Premio de Bélgica podemos con todo. Al final, el mal sabor pasará en cuanto empiecen a rodar los coches en Montmeló, a puerta cerrada y sin aficionados, y ni os cuento cuando podamos verlos en Sahkir... 

Con eso cuenta la patronal de este negocio. Nunca hacemos nada y siempre hay alguien dispuesto a vender burras en redes sociales, al que el gentío seguirá con una venda en los ojos. Y entendedme, estoy escribiendo esta entrada desde la infinita tranquilidad que me da saber que Nürbu no ha parado un momento de sacudir los flancos de este putiferio, de golpear los riñones del patrón o la patrona mientras se vendían al mejor postor y nos daban la espalda día sí y día también, y así (aquí) desde el 3 de agosto de 2007.

Los viejunos de este lugar sabéis de sobra, a estas alturas de la película, que a mí no me hacen falta justificaciones y menos a vosotros. Nos han puesto de vuelta y media, que si alonsistas, que si pollaviejas, que si ingenieros de sofá, nunca ha faltado un mamporrero del sistema que no haya sacrificado su dignidad con tal de mostrar su estatura moral intentando afearnos, por desapasionados a este deporte o por cualquier otra chuminada.

Y sí, tampoco voy a negarlo, soy feliz viendo cómo nuestros gurús e influencers no saben explicar lo que está sucediendo ni dónde meterse, y hasta ponen morritos de enfado porque esto es intolerable, o eso dicen.

Toda la Fórmula 1 es intolerable y hay que tener unas tragaderas colosales para darle un pase, pero no es de hoy a pesar de que no importaba hasta hace nada. Hoy sí importa, aunque no sucederá nada, como siempre, porque somos parte de la maquinaria de engorde del producto y, en conjunto lo hemos hecho francamente bien proporcionando share y fidelización a raudales —daros un autoabrazo de mi parte.

Mal que queramos formamos parte del botín que está siendo vendido a los árabes, y hasta que los de John Malone anuncien que ha cambiado de manos la épica de Fangio, Clark, Hunt o Schumacher, nos toca aguantar los vaivenes de las urgencias de Liberty. Habrá quien después de rasgarse las vestiduras en público continuará justificando que esto es un deporte, quien en vez de mirar la realidad a la cara buscará mojarse los pies en el siempre confortable pretérito de nuestra actividad, por aquello de que hay guerras en los que nunca le verás, y nosotros nos mantendremos en la trinchera que estrenamos va para hace quince años.

Mal lo de Montmeló, pero previsible, para qué vamos a engañarnos.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con todos los respetos hacia el Motorsport, hay una fabulosa serie documental de la BBC sobre fútbol (oh, cielos) llamada "Así es la Premier League" en la que se cuentan las interioridades de cuando la tradicional Liga inglesa de fútbol se transformó para convertirse en lo que es hoy en día. Y cómo los aficionados tradicionales se mostraban indignados por haber sido apartados. Merece la pena echarle una visual, porque enseña muchas cosas y demuestra, sin querer, que los aficionados a cualquier deporte importamos nada. La F1 no iba a ser una excepción, y menos aún con unos yankis que consideran el deporte como el ecosistema perfecto para venderte dos perritos calientes, una camiseta y una plaza de párking en el recinto a razón de 120€ la jornada, estés un minuto o 24 horas.