lunes, 10 de enero de 2022

Lo inglés no quita lo valiente

Puede sorprenderos pero admiro profundamente a los británicos, más allá, claro, de ese Reino Unido que nos venden los que se han apropiado de su esencia, o eso dicen, y chalanean con ella por todo el orbe.

Vivo en un reducto en el que no puedes llamar feo a un feo, ni imbécil a un imbécil, porque te acusará de ofender su ideología. Sé lo que supone para muchos rodearse de una bandera y sentirse protegidos por la Divinidad, y entiendo a los vascos que son más vascos que nadie, a los catalanes que ven patrones ofensivos en cualquier crítica, incluso a los españoles a quienes les basta envolverse en la rojigualda para saberse diferentes y tocados por la varita de sauco de los magos que cursaron estudios en Hogwarts...

Soy un puto muggle y he vivido lo que he vivido —esta parte no me la quita nadie—, y, lógicamente, comprendo a los anglosajones cuando se apropian de cualquier cosa con tal de ser diferentes y parecer unicornios blancos.

Llevo peor lo de los numerosos idiotas que creen que siguiendo a la turba que he descrito en los párrafos de arriba son tan especiales como ellos. Sí, francamente lo llevo peor; mal, muy mal, porque supone como si un espalda mojada pidiese el carnet del Ku Kux Klan.

Recuerdo que un grupo de neonazis colombianos no habían entendido el chiste hasta que los auténticos herederos de la estirpe aria los devolvieron a la realidad, y aquí se acaba el cuento. Y es que si creemos que la Fórmula 1 es esencialmente británica estamos aceptando que son ellos los que nos pueden poner mirando a Cuenca mientras suministramos la vaselina. Quienes dicen dónde hay conspiración o no, quienes marcan el territorio de las cosas, quienes revisan 2007 o 2008 al gusto, quienes deciden que no conviene cuestionar 2010 o 2012 pero sí 2021... son lo que son porque nosotros les hemos dado ese poder.

Abrid lo ojos porque, esta temporada, por encima de otras consideraciones, nos está desvelando el pelaje torticero del que están hechos los del fair play y el si desmereces al rival estás afeando a tu piloto. Están volando por encima de sus posibilidades y se van a dar una hostia de campeonato como Lewis decida no seguir porque la pupita abierta en Abu Dhabi es tan insondable que no la entiende ni la madre que la parió.

Hamilton tiene miedo a firmar un Vettel. No hay más. El resto es retórica y juego de trileros. Al británico le sobra calidad para sobreponerse al tropiezo de 2021, pero ni él ni quienes lo están protegiendo quieren arriesgarse a que se desvele el truco de una etapa de nuestro deporte basada en un dominio abusivo en los despachos y la utilización extensiva de información privilegiada. 

Lo inglés no es lo relevante, sí lo es la importancia de ser inglés en un universo supuestamente de ingleses, donde no hay espacio para nada más porque tampoco hay huevos de mandar a tomar por el flete a los que se han apropiado del término «inglés» y siguen viviendo de las rentas en un mundo que, por globalizado, no atiende ya a fronteras, ni en un deporte que, en esencia, debería darnos los mejores especímenes cada temporada sin atender a su nacionalidad.

Os leo.

2 comentarios:

Erathor dijo...

Es que le han jodido el retiro triunfal con el octacampeonato.

Yo lo daba por hecho tanto como el protagonismo que iba a tener Masi en la última cita.

Lo que nunca esperé es que su intervención no se limitase a la primera vuelta y llegasen órdenes de Liberty en el último giro.

Y, por supuesto, Jaimito tampoco. ;b

Josemi dijo...

Perdona que discrepe contigo en este punto, pero en mi anterior trabajo me toco trabajar (y viajar) en proyectos con consorcios de empresas y universidades de toda Europa. Cada cual tenia sus particularidades, muchas veces de acuerdo a los tópicos de cada país, empezando por nosotros mismos, que eramos unos impresentables.
Los mas nacionalistas eran los ingleses y los griegos, sin duda, pero los griegos eran encantadores y los ingleses tenían siempre un punto de engreimiento y de lo que hoy dia llamariamos "hamiltonismo". Muy a menudo ponian los pies en la pared y amenazaban con llevarse el scatergories si no se hacia lo que ellos decian o empezaban enfrentamientos estupidos y tenia que perder tiempo mi jefe que ir a mediar y dar un abracito a los ingleses para que dejaran de llorar.
Era una impresión compartida entre todos los de mi división, alguno rezaba para que saliera el Brexit y perder de vista a los ingleses (cosa que finalmente no sucedió)