sábado, 13 de julio de 2019

Es cosa de dos


La temporada de Fórmula 1 se nos está metiendo en un terreno bastante goloso, en el que continúan preguntándose qué le pasa a Ferrari sólo los que sienten más necesidad de drama en pista que Chase Carey.

Desde hace unos días se sabe perfectamente qué le iba a ocurrir a la de Maranello en el Gran Premio de Gran Bretaña —«No esperamos que Silverstone se adapte a nuestro automóvil particularmente bien...» [Ferrari no espera que Silverstone sea propicio para su actual coche]—, y también, que este Mundial se llamaba Mercedes y se apellidaba AMG desde que empezamos a comprobar que la maquinaria de Brackley podía ir a doblete por carrera.

Existe quien rechaza este panorama porque considera que Bottas no le llega a la suela de la zapatilla a Hamilton, y quien, como yo, sólo va al cine para intentar divertirse y únicamente en el segundo visionado de la cinta, o el tercero, se enreda en buscar los posibles gazapos, las referencias a otros autores, homenajes, supuestos plagios y otras zarandajas.

Vamos hacia el mundo que vamos y en cada uno de nosotros anida un gran guionista, un gran poeta, un gran crítico o un gran entrenador, pero si no te metes en el papel de espectador, pienso, corres el riesgo de no disfrutar de las pocas cosas que nos ofrece gratis el espectáculo: la ilusión.

Sí, vale, la ilusión no se concreta en números y estadísticas y poco se puede ligar luego con ella, pero a mí que me den la posibilidad de que Toto Wolff haya decidido dejar que Valtteri haga la guerra por su cuenta antes que limitarle al papel de segundón al que nos tienen acostumbrados en Brackley, en base a que viene o está muy cerquita esa Ferrari que nunca llega o por cualquier otra chuminada sacada de la manga, pues 2019 tiene toda la pinta de ser un nuevo año Mercedes AMG y nos hace falta el de Nastola para mantenerlo vivo hasta Abu Dabhi. 

Aquí quería llegar yo. Como decíamos no hace mucho [The challenger], para que haya show hace falta al menos un defensor del título y un aspirante, y puesto que la casualidad ha querido que uno y otro militen en la misma escudería, pues ¡ni tan mal, oye!, entre otras cosas, porque Bottas ha desmostrado esta tarde en Silverstone que sigue creyendo en su papel, y siquiera por eso no merece que nos levantemos de la butaca tan pronto.

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que resta de temporada, y una más. El tiempo que les queda a Mercedes y a Hamilton para ingresar en las páginas de honor de la categoría.

Los ingleses quieren su propio heptacampeón, así es que no creo que Bottas tenga oportunidades reales. 2017 fue una singularidad, no escucharemos nuevamente del velociraptor un "pues como no me digan cuáles botones, iré tocando a ver..."

Desconozco las estadísticas de carreras ganadas por Mercedes, poles, dobletes... Creo ya son el equipo más dominador de la historia, pero no sé si le llegan a Ferrari o a McLaren.

Si les quedan conejos en el sombrero, los veremos salir todos de aquí al final de 2020. El momento es éste. Problemas con la temperatura? Patrañas.


pocascanas dijo...

Qué diferencia con Maranello!
No escuché a ningún alto directivo de Mercedes salir a decir -después de la pole de Valtteri- que "si tenemos que decidir, el piloto A está por delante del piloto B" o que priorizarán la experiencia...
No digo que sean ecuánimes, simplemente hacen las cosas mejor.

Saludos desde el Coño Sur