lunes, 15 de julio de 2019

En tierra de cuatreros


Poco dura la alegría en la casa del pobre... Vivimos tiempos tan apasionados que en nuestra realidad virtual apenas hay encaje para la otra: la de verdad.

No sería de preocupar, que decían nuestros abuelos, si no fuera porque ante el follón montado por Williams Storey con Haas, la parte más agraviada de la primera parte contratante de la creación de contenidos ha resultado ser, también, la que se tira de los pelos como segunda parte contratante en los medios. ¿Un tahúr entre nosotros?, Shame! Shame! Shame!

La parte buena del asunto es que los que peinamos canas hemos aprovechado la coyuntura para echarnos unas risas, ya que, básicamente, la salida de tono flanderiana del barbudo Storey, también podría significar que la de Kannapolis se la ha metido bien doblada a Rich Energy, total, quién podía dudar en enero de que con Romain y Magnussen resultaba factible machacar a Verstappen y Gasly.

La gente pasa demasiado tiempo en redes sociales o viendo vídeos en las diferentes plataformas de internet, y ha perdido la sana costumbre de educarse con las ancestrales películas de vaqueros que forjaron el carácter de los que tenemos más de cuarenta y cinco años o ahí los rondan, que decía aquél.

Haas siempre ha andado pelada de pasta desde que aterrizó en la Fórmula 1 y para pillar a un pardillo con tela bastaban un par de artículos o tres de esos que publicó la prensa seria entre diciembre pasado y enero, en los que no se daba un centavo por el éxito de la relación entre Milton Keynes y Honda, o, incluso, se insinuaba ya que Max podría salir de la escudería austriaca si no conseguía resultados...

En tierra de cuatros y tahúres cualquier cosa es posible, y me da que Storey puede no estar mintiendo tanto sobre las promesas que recibió por parte de la norteamericana, aunque carezco de pruebas y no puedo evitar que lo saquen arrastras del calabozo de la oficina de Sheriff para llevarlo al cadalso.

Os leo.

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