miércoles, 24 de julio de 2019

Una de Barrio Sésamo


Tal que así está el patio, que sólo faltan Epi y Blas explicándonos aquello de esto se puede hacer y esto no se puede hacer...

Sí, sí, explicándonos a nosotros, que ya creíamos tener interiorizado para qué sirve el reglamento deportivo pero seguimos alucinando en colores cada vez que se aplica de aquella manera. Y es que a los pilotos y las escuderías no habría que explicarles nada, ya que se da por supuesto que conocen perfectamente la reglas y lo que pasa cuando se transgreden, aunque lo que ocurre es que les salen a cuenta los tironcitos de oreja o las penalizaciones minúsculas, y esto cae en el zurrón de Triki, el monstruo de las galletas, que todavía no ha entendido —o se hace el orejas con ello, que para el caso es patatas—, que una exclusión de la carrera no se le olvida ni al conductor ni a su equipo y siempre servirá como aviso a navegantes para que ciertas cosas dejen de suceder.

Sí, desde luego, estoy pidiendo paquetes descomunales para pecados que pasan por veniales aunque el día menos pensado se llevan alguien por delante.

En el pitlane no se compite porque es sumamente peligroso ya que apenas hay sitio para hacerlo, y porque en las paradas en garajes ya compiten las escuderías contra el cronómetro para sacar a sus hombres lo más rápido posible a pista. A partir de ese instante, los cojones y los arrestos y el yo más se guardan, o mejor dicho: se deberían guardar, ya que está visto que sigue habiendo quien piensa que quien cumple el reglamento es poco menos que idiota, y si se arruga, pues mejor que mejor.

Mucha seguridad vial, mucho fair play, mucho niño bueno en el paddock, mucho ejemplo para todos, y Jean Todt rascándose las avellanitas mientras el deporte hace agua en lo esencial, eso sí, por el bien del espectáculo...

Os leo.

1 comentario:

Jorge dijo...

https://www.youtube.com/watch?v=hLd4ukhGBSw Epi y Blas lo aprobarían.