miércoles, 24 de julio de 2019

Robert y el Verbo


En el principio era el Verbo... Así empieza uno de los más hermosos libros de la Biblia, obra que estoy esperando a hacerme realmente anciano para circunnavegar al completo. Con El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha lo he conseguido hacer dos veces, una con la secuela apócrifa de Avellaneda y otra vuelta al mundo con la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha...

Existen textos que hay que leer: Cien años de soledad, El amor en los tiempos de cólera, El Principito, Gringo viejo, Un viejo que leía cartas de amor, El viejo y el mar, Redoble por Rancas, La ciudad y los perros, A sangre fría, El tres fuegos... mi padre, que el 2 de agosto cumpliría 98 años, me tuvo dicho que hay que leer porque la literatura abre la mente. Lo entendí tarde, a la edad en que han ocurrido los mejores milagros de mi vida...

Aborrecía hacerlo (leer) porque los frailes menesianos quizás se empeñaron demasiado o los tiempos de Valle-Inclán, Unamuno o Baroja, no coincidían con los míos, o porque no entendieron, como el alférez que me dejó escapar vivo un lejano 26 de enero de 1986, que el mediano de los tres hijos de Julián y Matilde tenía más alma de vizcaína que de ropera de Alatriste.

Sea como fuere, he leído bastante y he acabado comprendiendo que En el principio era el Verbo y así lo ha sido siempre, que modelamos nuestra realidad con palabras, y que la mediocridad peca de exceso o se pasa de frenada, como prefiráis, acercando a Robert Kubica al término mediocre. Sus resultados son mediocres, su actuación ha sido mediocre, el polaco no sale de la zona mediocre... A ver si nos enteramos, mediocre es Lance Stroll, por ejemplo, que tiene coche para pelear con Sergio Pérez o aspirar a hacer cualquier cosa menos el indio, lo de Kubica es puta supervivencia. 

El de Cracovia lleva un hierro y Claire Williams nos explica su papel en Grove: «One of the reasons that I wanted to bring Robert into the team was, talking to him last year he did a great job for us as a reserve driver, and throughout last year we really saw his strength and his technical ability and his feedback» [Claire Williams compares Kubica to her father].

Lo mediocre ha sido sustantivar las palabras de George Russell en las que apuntaba a que su compañero no se entiendía con los ingenieros porque se maneja mal en inglés [Robert, el polaco], o seguir insistiendo en juntar Kubica y la palabra mediocridad con tal de no admitir, lisa y llanamente, que algunos llevan mal eso de ser políticamente correctos cuando hay un tullido entre nosotros que no puede hacer más, básicamente porque su FW42 no da para más.

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Iluminado,explícale a tu cohorte de ignorantes el 1,3 segundos que le ha metido Russell al tullido en un circuito corto como Hungaroring.Coges el puntito de chiripa y con eso tiras,como hicieron cuando Button se calzó a tu ídolo en McLaren.¿No te cansas de hacer el ridículo?

Anónimo dijo...

El ridículo lo haces tú, pedazo de mierda. Jose, no me publiques si lo consideras, pero con esta gente no puedo. Son mandriles que enmierdan todo porque su ídolo ha resultado tan mierda como ellos