martes, 20 de marzo de 2018

No es lo mismo, ni parecido


Venga, va... tengo tarde tontorrona y os voy a confesar que leyendo sobre el Safety Car de este año —todo un señor Mercedes-Benz AMG GTR de casi seiscientos caballos de potencia—, he sentido como una punzada de tristeza infinita en el alma.

No es que el coche no sea bonito, ¡demontres!, es que incluso para meter la mano en los campeonatos nos hemos vuelto pijos, y ahí no, ¡coño; ahí no! 

Bernd Maylander era hasta hace poco el brazo armado de Charlie Whiting. Entiendo que no logren asimilarlo aquellos a los que les faltan años en esto y les sobran ganas de hacer el ridículo, pero la cosa ha sido así y casi de siempre, porque cuando Charlie no podía establecer dónde se activaba el DRS o cómo sacar conejos de la chistera del reglamento, siempre recurría al de Waiblingen para conseguir que el espectáculo y la deportividad resplandecieran sobre la pista.

Eran tiempos épicos, nobles, de Jedis...

¿Que el Coche de Seguridad tenía que estar presente casi la mitad de la carrera? Pues estaba, como en en el Gran Premio de Japón 2007, cuando llovía a mares y Maylander y su copiloto Tibbetts fueron protagonistas indiscutibles durante veinticinco giros de los sesenta y siete que componían la prueba. Sin duda hay más ejemplos y seguramente más elocuentes, pero me da miedo abrir la Wikipedia por el que dirán, que sé que me entendéis.

Recuerdo la apertura de 2009, Australia. Nakajima se mete un boinazo en seco y deja la pista echa un asco en el giro 17. Todos imaginamos que Maylander saldrá inmediatamente a su rescate porque ciertamente la cosa está peligrosa con tanto kevlar y composite sobre el asfalto, pero no, Whiting espera sutilmente a que Jenson Button cambie de gomas y entonces sí, entonces despliega el Coche de Seguridad para la seguridad de todos...

Monza 2008. La separación en parrilla entre el primer clasificado del sábado y el último es de 88 metros a razón de 8 por cada línea con respecto a la consecutiva. Llueve también, pero Maylander arranca en pole y para cuando mete su Mercedes en el pitlane y se reanuda la cita, Bourdais está abordando La Parabólica mientras que Vettel parte en pos de la victoria como a medio kilómetro largo de distancia por delante.

¿Justicia? No existe. Maylander ha hecho de Juez Dredd para Charlie Whiting durante suficiente tiempo como para que las cosas que tenían sentido antes no lo tengan ahora. 

Hoy da lo mismo que el bueno de Bernd gaste la última escultura rodante salida de la fábrica de Stuttgart que un viejo Seat Panda. Los piratas se cuidan mejor. Hay mejores formas de retocar los resultados... Todo es más fácil y a la vez más digestivo, como los potitos que tomaban muchos de nuestros adalides actuales cuando en aquel entonces no imaginaban siquiera lo que suponía triunfar en Twitter.

Todo cambia y a Maylander le ha tocado estrenar coche para Albert Park, pero no jodamos con que es lo mismo o parecido. Está bien el AMG GTR, es precioso, anima a quitarse el sombrero, pero los tiempos han cambiado lo suficiente como para que el estreno no deje de ser una simple anécdota casi sin importancia.

Os leo.

2 comentarios:

fleichié dijo...

Esa anécdota de Monza 2008 puede escocer a mucha gente que tenía mitificada esa carrera :) .
Desde luego daría para un libro apasionante recopilar todas las que ha montado Charlie a costa del pobre Bernd , con fechas , nombres y apellidos .
Probablemente veríamos ciertas...digamos "tendencias" o constantes a lo largo de todos estos años .
Te leo maestro .

Ángel Rodríguez dijo...

Genial de nuevo. Gracias por intentar abrir ojos de ciegos voluntarios