lunes, 6 de febrero de 2017

¡Que te jodan, Flavio!


Uno tiene amigos para permitirse el lujo de decir ¡que te jodan! al más querido de ellos, eso sí, siendo consciente de que te tocará ser el jodido de la historia cuando menos lo imagines.

La amistad, como el amor, son de esas actitudes vitales que no hay por dónde cogerlas. Se supone que eliges, pero ¿eliges realmente? Decía Richard Bach que el vínculo que te une a tu verdadera familia no es de sangre, sino de respeto y alegría, y aquí encajan perfectamente los conceptos amistad y amor. ¿Cómo no iban a hacerlo?

Soy un lado derecho de libro aunque me expreso aquí utilizando las funciones propias del hemisferio izquierdo de mi cerebro. La lucha ahí dentro tiene su aquél aunque os ahorro los pormenores.

Esta tarde, temprano, me he cruzado con un amigo de Gorliz volviendo del Eroski con la fruta y algunas vituallas menores. 

Me lo pillo a unos metros de su casa, bajo la espesa llovizna, con el chandal y un sombrero en la cabeza, con sus muletas, su andar lento y pesado, su corpulencia y el estigma imperecedero de aquel accidente que tuvo que partió su vida en dos. Y le pregunto de dónde coño viene con el día que hace y me responde que ha ido a ver la mar con esa voz que tienen los renacidos de un naufragio que habría terminado con la mayoría de nosotros... 

¿La mar? ¡Anda y métete a la cama. Sécate, cámbiate de ropa y que te pongan algo caliente...! ¡Te quiero!, me contesta...

La mar, esa necesidad de contemplar lo que echamos tanto en falta aunque caiga sobre nosotros el diluvio universal.

Borja es kimista. En realidad, creo que todo Gorliz lo es porque no he encontrado tanto seguidor del finlandés por centímetro cuadrado como aquí, donde vivo desde julio de 2011. Tengo suerte, yo también soy fan de Iceman. Y eso es algo que se le olvida a Flavio cuando habla de panaderos refiriéndose a La Scuderia.

A poco que el coche de este año chute adecuadamente, se llame como se llame, la rossa cuenta con un tipo al que todo se la sopla salvo disfrutar al volante. Kimi es una mantis religiosa, capaz de quebrar el aguante del respetable, pero fino como un querubín si el viento es adecuado y sopla fuerte. Es él en quien debemos fijarnos por mucho que lo tilden de sobrevalorado.

Te quiero mucho, Flavio, pero el otro día no anduviste fino porque hay un mar, una mar, a la que recurrimos todos así caigan chuzos de punta; se llama esperanza. ¡Que te jodan, pive! Con todo el cariño y desde la amistad: ¡que te jodan, Flavio!

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jose mira en la Gazzetta la entrevista y verás que se refería a los jefes. En Ferrari han echado/dejado escapar a ingenieros q podrían marcar la diferencia y no han traído a ninguno. De ahí los mismos panaderos dan el resultado el mismo pan (el mismo coche). De hecho a Ferrari le echó la mayor flor posible: dijoque los aficionados querían ver gladiadores, es decir a los pilotos, que no les importaban los equipos salvo Ferrari

marta

Aficionando dijo...

Hace algunos días que no paso por esta casa, así que es posible que ya se haya hablado de las perspectivas que tenéis de los pilotos sobre lo que acontecerá esta temporada.
Yo tengo la sensación de que con el cambio de normativa reverdecerán los "viejos" de la parrilla: Alonso, Kimi, Massa. Una pena que no esté Button. ¿Por qué digo esto? Porque esta fórmula se parece, en cierto modo, a la Fórmula 1 en la que debutaron ellos. O por lo menos se parece más a la Fórmula 1 en la que debutaron ellos que la que vivimos las tres últimas temporadas.
Para mí las grandes incógnitas serán Vettel y Hamilton. Vettel es un piloto muy sensible con el coche y no sé si se adaptará a una F1 más física y en cierto modo, más brutal.
No sé, tampoco, cómo se adaptará Hamilton a los nuevos parámetros de frenada-entrada en curva: él carga el peso en el tren delantero y deja deslizar los neumáticos. No sé qué tal casará esa forma de pilotar con las nuevas gomas, mucho más anchas y previsiblemente, más duras.
Creo que va a ser emocionante el inicio de la temporada, y que los test de pretemporada van a dar mucho que hablar. Estoy impaciente, más que en los últimos tres años, de que esto empiece.