sábado, 25 de febrero de 2017

No llega el fin del mundo


Como habéis podido comprobar, o sufrir, mejor dicho, esta semana me he puesto la bata de analista de frigoríficos y el mundo por montera. Y, ¡hala!, ¡a la bataille!

El resultado salta a la vista: un puñado de entradas en las que no aparecen mencionadas ni una sola vez las palabras «rigor» y «análisis» —toda una hazaña con los tiempos que corren—, que me han servido, fundamentalmente, para pasar a limpio mis propias ideas sobre los vehículos de este año y tener la cosa un poquito más clara.

A pesar de las enormes diferencias que hacen sobre esta actividad lúdico festiva unos artistas y otros, lo cierto es que se venden como análisis lo que son meras descripciones, que serán más jugosas o menos, según los mimbres que tenga cada uno de ellos.

Yo ejercí esta actividad hace años. Usaba el Photoshop y descubría mentirijillas. Pero el paso del tiempo me ha hecho mella y ahora me limito a compartir con vosotros mis idas de olla sin ánimo de adoctrinar a nadie. 

Creía que estaba claro. Me paso el grueso del año tocando los pelendengues del personal y no iba a faltar a la cita cuando me ha dado por parecer un poco más serio que de costumbre. Esto es un juego, para mí y para todos, incluso para los que van de serios, rigurosos y analistas. 

Ahí donde los veis, los trastos que estamos viendo nos ocultan una parte tan importante o más que la que salta a la vista. Se llama interior, y ahí dentro suceden cosas, hay secciones alares, pequeños flaps y sugerentes torneados, y existen conductos alabeados, canales y un finísimo estudio de fluidos que origina que desde que entra el aire por las aberturas de ventilación, tanto laterales como superior, hasta que sale por la parte de atrás, se doma para transformarse en algo útil, bien reduciendo el drag (resistencia al avance), bien recogiendo calor o creando presión aquí o allá, o bien adoptando una dirección adecuada o generando vórtices que actuarán en el exterior, sobre el difusor y el alerón trasero...

¿Habéis visto muchos análisis sobre esto? ¿Alguna mención relevante...?

Obviamente no porque éste es uno de los secretos mejor guardados por las escuderías. De forma que cuando alguien dice que analiza el caparazón del monoplaza, si no imagina qué ocurre en las tripas lo lleva claro.

He dicho «imagina» y quiero recalcarlo porque aquí hay mucho más de eso que de ciencia exacta. Hay que ponerse en el pellejo del diseñador, pensar en qué busca y en qué herramientas y dinero tiene para lograr su objetivo, luego en qué unidad de potencia lleva el coche, en que hay que buscar el equilibro en recta y en curva, en que hay que frenar el volumen, en los neumáticos, en que el chasis tiene que funcionar como una unidad y si le pones aquí le tendrás que quitar de allá, étcétera, porque la tercera ley de Newton sigue siendo aplicable...

Y todo eso es imaginar por mucho que haya quien prefiera decir que tan sólo consiste en tener conocimientos técnicos, que también, aunque como estamos viendo: no únicamente.

Así que retomando mis pasos, repetiré que esto es un juego de las adivinanzas y que no llega el fin del mundo ni hay que saberlo todo y acertar antes del lunes próximo. Queda mucho camino por delante, muchísimo, y lo divertido es que estaremos aquí para seguir compartiendo idas de olla, cambios de camino y de planteamiento, porque eso mismo es lo que se pondrán a hacer las escuderías desde que los coches comiencen a rodar en Montmeló hasta el verano, como poco.

Estrenamos normativa. Ellos y nosotros. Todo es posible.

Os leo.

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