Análisis de texto

El tiempo es un un hijo de su madre aunque a la postre, resulta siempre un magnífico aliado. Por un lado te permite discernir quién se arrimó a ti esperando qué; quién ha sido capaz de aguantar tus torpezas y tus guerras; y en definitiva, quién es merecedor o no, de que confieses algún día por qué guardaste silencio. Por otro, te da eso tan escaso hoy en día que se llama perspectiva...

En el asunto de la salida de Fernando de La Scuderia, por ejemplo, era cuestión de armarse de paciencia para acabar viendo por dónde saltaban los costurones, y aunque confieso que lo fiaba a más largo, no puedo por menos que admitir que tras las ocho pruebas transcurridas de este Mundial, la situación para Maurizio Arrivabene empieza a oler a un queso pasado de fecha que ni el curtido Miguel Arias Cañete osaría llevarse a la boca.

Esta tarde no podré estar en SafetyCast, pero la semana pasada sí que estuve junto a mis compañeros para regalarme un ratito con Albert Fábrega. Fue él quien recapituló la situación de Ferrari admitiendo que la italiana «ha recuperado poder político.»

Un análisis somero nos indica inmediatamente que el poder político se había quedado olvidado en cualquier armario de Maranello, lo que explicaría por qué Luca Cordero di Montezemolo alardeaba de tener a su disposición el botón del fin del mundo pero jamás lo usaba. No podía el pobre. No sabía ni dónde estaba. De forma que lo normal en la etapa anterior al advenimiento de Sebastian Vettel a la de Il Cavallino, era poner al mal tiempo buena cara. Siempre.

¿Que Pirelli nos la jugaba cambiando la dureza de las gomas al comienzo de cada temporada. En Barcelona, mayormente? Pues caballerosidad a raudales, que si hay que morir con las botas puestas, siempre será mejor hacerlo con corbata y saliendo como un pincel en la foto, ¿o no? ¿Que mi Felipe pretendía correr para sí mismo? Pues fair play a cascoporro, no le fuésemos a calentar los cascos al hijo de Jean Todt, un hombre de la casa aunque nos mire raro. ¿Que Whiting y la FIA se ponían estupidotes...? ¡Ay, jolines, que no lo entendéis...!

Me alegro por Ferrari, pero no me jodáis que no da pena que los últimos cinco años de la de Módena, hayan estado marcados por una pérdida de capacidad política que ha supuesto que a día de hoy, a Fernando se le cuestione porque se las piró de ahí y se jalee a su reemplazo, por hacer un quinto o un cuarto en carreras de puñal en los dientes, aspirando además, a que con suerte, el rubio matarécords termine tercero en la general de pilotos, siempre y cuando mi Felipe o el amigo Valtteri no se pongan farrucos.

Ahora sobra Kimi cuando todos lo veíamos venir. Y mañana, sobrarán mil y una excusas de las que se han dicho. Arrivabene está preso de manos y pies de sus tonterías para lelos, las mismas o parecidas que verbalizaba Montezemolo. Todo va bien y hay ositos de peluche para todo el mundo, pero es hora de erradicar el amateurismo (Maurizio dixit) para que bobadas como las ocurridas en Spielberg con el coche del tretracampeón del mundo que dio sopas con honda a Ferrari, no vuelvan a suceder...

¿Ocurrían antes? Pues sí. Claro que sí. Pero tenían como epicentro a un tipo al que el ferrarismo más idiota no comprende ni quiere comprender. Estuvo ahí, supo sacar las castañas del fuego cuando peor iban dadas. Pero nada, la política es así y así hay que comprenderla, al menos para que cuatro gilipollas se pongan cachondos recordando a Michael Schumacher mientras siguen escupiendo al piloto al que Enzo Ferrari habría cogido por el hombro para decirle ¡grazie!

El tiempo es un un hijo de su madre, aunque a la postre... Os leo.