Ayer me pasé buena parte del día sobando esta entrada. En principio iba sobre el fin anunciado de Kimi en La Scuderia, de cómo el asunto no nos ha pillado de nuevas a muchos o cómo lo he insinuado o comentado más de una vez en este mismo blog. También iba de Arrivabene, Maurizio, como gusta que le llamen, y de cómo el italiano, como buen representante de eso que llamamos alto staff empresarial, resulta a veces, más simple que el mecanismo de un chupete.
Empiezas por explicar tonterías que no vienen a cuento, en este caso que Iceman tiene corazoncito y se encuentra la mar de a gusto en Ferrari, y se te acaban deslizando historias como la de las indicaciones dadas a Resta y Byrne sobre el 10 o 12 de diciembre pasado en aras de mejorar el diseño, o aquello de retirarle el contrato de la mesa para tratar al finlandés como un gilipollas, animándole a que lo renueve a base de logros sobre la pista...
Tratar de bobo a Kimi no es una gran idea, y menos cuando te permites el lujo de que el equipo le chafe dos carreras. Y no lo es porque el de Espoo es infinitamente más inteligente de lo que parece y ha comprendido antes que Maurizio, que la italiana no estaba este 2015 para presentar batalla a Mercedes AMG, y que ganando 2 o 3 carreras, como acaba de reiterar el de Brescia, se va más o menos al mismo sitio de siempre: a ese lugar autocomplaciente donde cuando las cosas no salen como tienen que salir, se buscan cabezas de turco que vender al populacho.
Y aquí, Kimi afloja el acelerador porque conoce perfectamente que la zanahoria que le han puesto delante es de mentirijillas, como casi todo lo que rodea a Maurizio. Que no va a renovar, vamos. Y como va a seguir cobrando lo mismo esforzándose mucho que haciéndolo poco, le cuenta a Jean Alesi asuntos de pilotos que jamás compartiría con Arrivabene, sencillamente porque hay atmósferas que no entienden los que viven entre balances, estimaciones, objetivos.
De esta manera, Raikkonen se reclama en su oficio ante su colega francés y pide para el deporte que haya más riesgo, que las cosas no sean tan sencillas como tirar de DRS para adelantar o tan complejas como para que conducir monoplazas, se haya convertido en una labor de gestores.
Genuinamente, con una profunda carga de inocencia, el finladés explica sus carencias mientras trata de hacerse comprender. Los circuitos son más fáciles ahora que antes. Una escapatoria no penaliza como antaño un error de conducción. Ya no se va al límite porque hay que economizar recursos y si te descuidas, pueden llegar a confundirte con individuos a los que hace años nadie habría llamado pilotos de carreras, arriesgándote además, a que un jefe cualquiera, pongamos por caso el propio don Maurizio, te pueda exigir que en pista te comportes como un perro en vez de como un lobo: dócil, resuelto a cumplir las órdenes sin pestañear, y siempre dispuesto para ser sacrificado.
Sin riesgo no hay espectáculo. Kimi, que es puro talento, lo sabe, y traza una línea entre el pasado y el presente que aquí conocemos bien porque también la hemos dibujado innumerables veces. El deporte ha ido perdiendo esencia conforme transcurrían las temporadas y los pilotos, han pasado de ser héroes a trabajar como marionetas para tipos como Arrivabene. Y todavía hay quien se pregunta qué está fallando...
Os leo.
Os leo.
1 comentario:
Yo pienso que Kimi seguirá en Ferrari en 2016.
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