sábado, 14 de julio de 2012

¡Puedes hacerlo, Mark!


Si no me fallan las cuentas, esta entrada se la lleva enterita el mismo tipo engominado que dijo que los emprendedores viviríamos mejor cuando llegaran al poder los que como él, estaban mejor preparados que los tontos de antes, y sabían por tanto cuál era el camino de salida de este embrollo que montaron tipos tan engominados y preparados como los recién llegados y el listo a quien estoy aludiendo, a quien Dios confunda, quienes sea dicho de paso, se lo han llevado crudo mientras corremos con los gastos de su orgía, los que pisamos la tablazón oscura por la sangre inútil de esta galera nuestra que navega sin gobierno en mitad de las nieblas del anochecer, y rodeada por la armada turca.

Por fortuna la mar está hoy tranquila y la proa prende con su espolón los huevos del único horizonte posible, sin querer soltarlo porque somos un pueblo difícil que ha vivido por encima de sus posibilidades, fundamentalmente tolerando a tanto idiota como nos ha salido al paso para decir que conocía la ruta adecuada. Los remos roncan abajo, en las maromas que los sujetan a las chumaceras, y arriba nos apretamos oliendo el aire por si percibimos acaso esas diferencias que dice la capitanía que nos hacen tan diferentes. Y así estaremos, gélidos, quietos como figuras de cera hasta que se nos pase el miedo que nos atenaza y entendamos que el hombro que nos cubre a diestra o siniestra, o la espalda que nos protege desde detrás, lo mismo dará que sea roja encarnada o amarilla, o azul, o violeta, con tal de que quiebre al enemigo que quiere hacernos daño y tenga redaños suficientes como para acercarse e intentarlo. 

¡Iaapp, iaapp, iaapp! Huele por fin a pólvora y descubriremos tarde o temprano que todos llevamos el mismo uniforme, y que la luna lobera sólo aúlla y jalea a los locos que se saben inevitable carnaza cuya honesta pretensión en la vida consiste en allanar el terreno que pisarán sus hijos, sable en mano y Dios mediante. Y entra en escena Mark Webber porque esto sigue siendo un blog de F1, y el hombre que en China pasaba por sólo necesitar cuatro ruedas cuando Sebastian Vettel precisaba de auténtico feeling con su coche (Helmut Marko dixit); el mismo que en Mónaco hacía de espoleta para una carga mojada y en Montreal de secundario de lujo en una obra dramática que ganaba Hamilton, aunque perdido en el anonimato del séptimo puesto; quien en Valencia sólo renacía de sus cenizas cuando el chiquillo del dedo erguido cedía la rodilla, venía a ganar y a convencer en Silverstone, horas antes de que Red Bull anunciara su renovación tras el flirteo del piloto australiano con Ferrari…
¡Será por dinero!, que diría aquél. Por dinero será, que al final es por lo que ha sido, a decir de los que saben o mantenien contactos con el number one, a la sazón mister Ecclestone…

Y uno, como buen vasco de Portugalete a quien su musa le ha mandado al paro de manera fulminante y sin el pertinente preaviso, piensa en el mismo señuelo que se ha usado para tumbar a tantos y tantos deportistas por evitar, lisa y llanamente, que militen en las filas de la competencia. Y uno, yo concretamente, el mismo de antes, recala en la fórmula del regalo como argumento para que entres en la trampa sin pensártelo dos veces y ciegues tu futuro creyendo promesas como las de Horner, Marko, Rajoy, Montoro o De Guindos, pongamos por caso, y acabes chupando banquillo como por un tubo o sencillamente te jodas, como decía anteayer la portentosa hija de Fabra.

Mark recorre los últimos compases de su carrera profesional y es comprensible que quiera ganar dinero aunque sea a costa de una parte de su dignidad, total, en Ferrari también haría de segundo piloto, no seamos tan cerriles como para sospechar lo contrario. El aussie se siente cómodo formando parte de esa milicia estúpida que pregona la igualdad de oportunidades sin creérselo del todo, como en otros ámbitos, otros, alardean de que el mercado se autogestiona y equilibra sin necesidad de intervención alguna del Estado…

Respeto la decisión de Webber, aunque doy como seguro que le pasarán la garlopa en Red Bull mientras le dicen aquello de ¡puedes hacerlo, Mark! 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Jose y todos,

Amén a Gring por su comentario al post anterior. Enhorabuena por el buen rato que te ofreció tu Felipe y Amén a este post. Creo que una de las cosas que la crisis, bueno, en realidad "los engominaos" que nos machacan, nos va a obligar es a modificar el refranero: yo empezaría por "la pescadilla que nos muerde la cola" porque lo que es su cola, hay que ver qué lustrosa la tiene la jodía... feliz domingo.

Un saludo a todos,

ABB

GRING dijo...

¿Que c.ñ. de que vamos a la deriva? Vamos abajo, remando la galera y recibiendo latigazos para salvar el culo a esta nave estatal que ha vivido a todo trapo durante los últimos 15-20 años con unos gastos superiores a los ingresos,donde cualquier mindundi rascaba todo lo que podía por la jeta y dejando para el futuro,oséa para ya mismo,la solución a un problema creado y gestionado por verdaderos inútiles, como casi todo en este bendito pais de taifas.Y Mark hace muy bien renovando,claro que sí. Y RedBull lo quiere porque les da mucho más de lo que recibe a cambio, aunque él no lo sepa...o sí. Saludos