Williams es uno de esos magníficos ejemplos que me hacen pensar en
que lo que ocurre dentro de la F1 es aplicable con puntos, comas y comas
y puntos, y acaso con algún que otro punto y seguido suelto, a eso que
llamamos realidad, porque después de sacar a subasta los habitáculos de
sus vehículos para tener dinero suficiente como para disponer de un buen
monoplaza, ahora que lo tiene, de lo que carece es precisamente de
pilotos que sepan estar a su altura.
El FW34 ha salido bueno y a fe mía que no lo imaginaba. La operación
de limpieza de casa que originó la salida de Sam Michael la temporada
pasada, no me dio buena espina. La llegada de Coughlan y la jubilación
de Head tampoco ayudaron a resolver mis cautelas, lo mismo que la patada
en el culo que dio la de Grove a Rubens Barrichello, a finales de la
sesión 2011.
Por no esperar, no esperaba gran cosa ni
de la sustitución de Cosworth por Renault… Todo, absolutamente todo me
parecía una enorme operación de maquillaje encaminada a ocultar las
miserias de una de las escuderías más queridas por los aficionados, que
las estaba pasando canutas y que así se ponía al pairo a la espera de
que pasase el temporal que la estaba zarandeando desde hacía años.
Lógicamente, en lo último que me dio por pensar ante tan funesto
escenario fue en Pastor y en Bruno. Total, tampoco desentonaban tanto.
Pilotos de pago con buenos padrinos ha habido muchos en nuestro
deporte, y seguirá habiéndolos, fundamentalmente porque cubren a la
perfección con esa necesidad que tiene la F1 de buscar dinero debajo de
las piedras en época de vacas flacas. Además, pilotar para Williams es
llamativo y queda muy bien en un curriculum, siempre y cuando quien lo
lea no sepa que aquella Williams que labró su nombre con letras de oro
en la historia del automovilismo deportivo, y ésta, se parecen más bien
poco. Aunque si le ponemos Renault como apellido, el anzuelo podría dar
el pego sin necesidad del FW34, porque como son pocos los que todavía se
acuerdan de Hill y Villeneuve, o de Rothmans, inmediatamente nos sale
Senna como solución al crucrigrama y eso siempre son palabras mayores.
Así que entiendo a la perfección que en el e-bay del paddock,
Bruno haya encontrado el mejor asiento (espero que se entienda el
chiste), incluso que su padrino o padrinos hayan entendido el chiste y
hayan visto el calado del negocio. También entiendo lo de Pastor, cómo
no iba a hacerlo, lo que no comprendo, y lo digo con la mano en el
pecho, es lo de Williams, salvo que suponga una de esas bromas del
destino que no tienen puñetera gracia, ya que la tercera escudería de la
parrilla en laureles, ha desmantelado el equipo, ha contratado a tipos
que eran purititos saldos, se ha deshecho de un piloto maduro pero
solvente como Rubinho, ha sentado en sus coches a dos pilotos a los que
les faltan varios hervores porque le hacían falta toneladas de pelas, y a
cambio se ha dado de bruces con una máquina que no se merece ni a los
que la parieron ni a los que la conducen.
Dibujar por las tardes da para mucho. Entre línea y línea trazada a
bolígrafo o a pluma, me ha dado por pensar en lo crueles que pueden
resultar algunas cosas en el interior pringoso de esto que llamamos
realidad. También he recalado, aunque brevemente, en la imagen de Sir
Frank tirándose de algún cabello suelto de los que le quedan, porque él,
mejor que nadie, sabe perfectamente que algunos trenes no vuelven a
pasar nunca, y que en F1 además, van a velocidad de AVE
Madrid-Barcelona.
1 comentario:
Vamos, que el par a no es tan malo así! Claro que podrían empezar a capitalizar la buena racha preparando el patrocinio de la temporada 2013, para no depender de pilotos...
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