martes, 31 de julio de 2012

#elalmaF1


No quiero decir adiós a julio sin dedicar unas líneas a ese imperio del espectáculo que vela por nosotros pero que no nos atiende. Mientras escribía la entrada de esta mañana y reflexionaba ante vosotros y por enésima vez, sobre la extrema importancia que tienen las ruedas en un deporte en el que son lo de menos porque hasta hace nada iba de mecánica y de cabezas y manos de pilotos, he recordado el precioso vídeo que nos regaló Red Bull sobre el circuito de Terramar, en el que el introductor y narrador principal decía cosas como éstas: «El ser humano es quien implanta la norma y el motor responde. El coche tiene que tener el alma del ser humano, si no, es una máquina que no vibra. [...] Los circuitos actuales han perdido humanidad…» 

Dentro de nada este blog cumplirá cinco años de vida (ésta hace la entrada número 1.352), y a pesar del cansancio que a veces me sacude y que ha empapado algunos de sus textos, puedo decir honestamente que siempre que he podido he escrito sobre el ser humano que conduce los monoplazas, ese tipo sobre cuyas espaldas se levantan las silly seasons, pero que al poco de iniciarse la temporada —ésta, la otra y la de más allá—, desaparece para ser arrinconado por la aerodinámica, las prestaciones, los balances en orden de marcha, las suspensiones, los mapa/motor y por supuesto, los neumáticos, quedando desterrado por la omnipresencia de los ingenieros, su magia y sus mil y una maravillas, auténtico abrevadero de los medios que nos alimentan, sencillamente porque vivimos tiempos en los que el hombre no importa.

Así, los que no podemos acercarnos a los circuitos vemos las carreras por televisión, pero los que nos informan, hacen lo mismo, aunque acompañados por el Live Timming abierto en un ordenador y el Twitter en el IPad… ¿Y qué nos queda? El envoltorio, la sensación de que sentimos mientras seguimos empeñados en no sentir porque las herramientas que nos facilitan la vida cada vez nos alejan más de ella, de manera que divisando el cogote de lo que tenemos ante nuestros ojos, juraríamos que lo hemos estado mirando a la cara.

Los que me conocen saben que cuando hay carrera me siento tranquilo frente al televisor (ya quisiera yo financiarme un viaje a Spa o a Monza, incluso a Montmeló o Valencia), y veo y siento lo que me deja ver y sentir la realización, consciente de que disfruto de forma vicaria de un espectáculo que ya ha ocurrido, aunque sea por milisegundos, como diría mi buen Punset… ¿Y qué me queda? La carne tibia de lo que ha sucedido aderezada con un montón de preguntas abiertas a las que buscaré solución más tarde, después de haber charlado con mi ingeniero de pista, con los amigos y también con los que pasaban por allí.

Y cuando escribo, tarde, pronto o nunca, siempre procuro buscar los ojos de los pilotos, atisbar sus reacciones bajo su casco, sentir sus manos al volante, ser sus pies sobre los pedales o su mirada en los retrovisores, porque siempre he entendido ésto como un pequeño universo en el que ellos son los dioses imprescindibles por mucha aerodinámica y pamplina que les rodee. De forma que podría decir sin sonrojarme, que sin los tipos que navegan sobre el asfalto a trescientos kilómetros por hora, con el culo a pocos centímetros del suelo, todo esto peredería por completo su sentido.

El alma, sí. Como el narrador conductor del vídeo que aludía al principio, creo a pie juntillas que el piloto es el alma del vehículo que conduce, quien puede llevarlo más allá de sus límites porque el monoplaza fue creado también por hombres, o quien yerra en su cometido al no poder alimentar de ilusión e imaginación una máquina tonta que sin ellos se quedaría quieta e inane en los garajes, dejando ciegos los Live Timming, y en suspenso y sin respuesta, los mil y un comentarios que preguntarían el por qué en Twitter.

Propongo un hashtag, #elalmaF1, siquiera por ver si recuperamos nuestras raíces y vemos así hacia dónde vamos realmente.

1 comentario:

J-CAR dijo...

Nosotros que no olvidamos lo que era la libertad.
Nosotros que aún recordamos lo que nos prometieron.
Memoria de jovenes airados.
http://www.youtube.com/watch?v=MWDYhdcbEOg
¡Saludos!