Arrigunaga

Bajan las aguas de nuestro deporte bastante sucias, y lo malo no es que lo hagan así ahora, sino que llevan tiempo bajando de la misma manera, y la cosa cansa. Bien mirada (sí, se puede hacer el esfuerzo), esta temporada quedará clavada en el alma de los aficionados como sensiblemente peor que la de 2008, que ya sé que parece mucho decir, pero que si echamos la vista hacia atrás, la pasada surge como lo que fue, que lo fue. Mal mirada (la verdad es que no cuesta), esta sesión quedará clavada como un puñal en la espalda de los aficionados por la cantidad de tomaduras de pelo por centímetro cuadrado que nos está brindando.

Si ya empezábamos mal con aquello de iniciar todo en precario, mientras los coches tramposos ganaban a los leales al reglamento de pega que habían parido los que prometían mayor espectáculo y no sé cuántas cosas más; terciaba en falso, entre agujeros y dobles difusores, entre KERS y anclas; mediaba con el follón de los faroles y los pulsos que no llevaron a ninguna parte que no fuera el hastío y el hartazgo, mientras Red Bull parecía capaz de aliñar la sosa ensalada que tenía a Brawn GP como único protagonista; ahora se nos va de las manos con la sensación de que en la F1 hay de todo menos deporte y limpieza competitiva.

No es de extrañar (no me extraña), se comienza reclamando mano dura para resolver los problemas que la falta de cintura y previsión han creado, y se termina en estampida con todas las miserias al aire.

¿Había pocas escuderías y era necesario atraer a más? Pues las nuevas están cabreadas, y de las que había ya hay una que no sigue y otra, que aunque lo niega, se lo está pensando. Y habrá más, seguro, que estarán mirando por dónde llueve para sacar el paraguas o para guardarlo otro año, a lo sumo. ¿Había exceso de gasto? Pues el KERS ha salido por un pico, y el ajuste a los dobles difusores, otro tanto. ¿Sobraban kilómetros en mitad de la temporada? A Luca Badoer parece que no, y a los equipos que han tratado de evolucionar algo, tampoco. ¿Había pocos patrocinadores y resultaba imperioso atraer nuevos? Bueno, siempre nos quedará Bridgestone, que para algo es proveedor único…

Lo dejo por hoy. Me voy a pasar la noche sobre las arenas de Arrigunaga, un lugar precioso cuando todo está tranquilo, y estimulante para la vista porque se abre al Cantábrico a través de El Abra. Esta misma tarde me he pasado por allí mientras dibujar me pesaba a plomo (si no hago este tipo de vuelos me muero). Y entendedme. No es por nada, pero escuchar cómo el mar bate las rocas como ha hecho siempre, sentir cómo el aire te llena los pulmones de salitre, o escuchar las risas de las gaviotas, es mucho más gratificante que tratar de buscar sentido a lo que está sucediendo en la F1.

Os leo.