Muy posiblemente estaríamos mirando el FW44 con otros ojos si Williams no fuese actualmente un equipo de fondo de parrilla que sufre limitaciones presupuestarias y Albon y Latifi no fueran sus pilotos oficiales, pues el monoplaza británico muestra todos los ingredientes de un coche con posibles para pelear varios puestos por delante en la general de Constructores —ya mismo lo colocaría séptimo al final de este campeonato 2022, aunque tampoco conviene columpiarse sin haber terminado febrero—, si no fuera porque me temo que se va a echar a faltar mucho a George Russell...
En fin, el FW44 que hemos visto en Montmeló se aleja bastante del que pudimos ver hace una semana durante su supuesta presentación.
Dispone de mucho aire detrás y, además, arranca desde bastante temprano, lo que, en principio, delata que el FW44 pretende ser rápido en recta evitando que el manejo de los caudales interfiera en su comportamiento en curva. Menos dependiente del trabajo del alerón trasero que el Haas y el Alfa Romeo, en consonancia, la delantera del trasto de Grove busca ofrecer la mínima resistencia al avance.
El volumen de la nose se distingue curvado, lo que suavizará el impacto del aire y retrasará la fuerza resultante que se aplicará sobre el tren anterior, y el alerón anterior está muy bien definido, tanto para generar downforce como para sortear las ruedas y encauzar los caudales internos donde van a ser necesarios: en el nacimiento de los pontones y el ala invertida.
Me gusta pero no deja de ser una idea arriesgada, por lo que mencionábamos en el párrafo inicial y porque, en principio, puede no desenvolverse bien en situación de aire sucio, hábitat natural para una Williams que recién acaba de sacar la cabeza. En todo caso, si clasifica bien —pinta que puede hacerlo—, los riesgos se reducirán conforme sea capaz de alejarse de la cola, cosa que, evidentemente, está por ver.
Os leo.
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