lunes, 31 de mayo de 2021

Certificado de Calidad

Ya dejó escrito el filósofo que el sueño de la razón produce branquias, en lo que viene siendo un aviso a navegantes para que no se abuse de la logica ni del razonamiento deductivo, inductivo, transductivo y acaso del hipotético-deductivo, ni mucho menos se razone de forma crítica en cualquiera de sus modalidades, so pena de quedar convertidos en el padre de Nemo, famoso pez payaso con voz de Enrique Pastor.

Imaginaba yo, ingenuamente por lo que se ve, que íbamos a tener consenso en España, y aquí paz y allá gloria, con la gran actuación de Àlex Palou en la centésimo quinta edición de las 500 Millas de Indianápolis celebrada ayer, pero hete aquí que siguen existiendo rutinas parasitarias que impiden disfrutar del merecidísmo segundo puesto conseguido por el catalán, pues, para algunos, tu alegría significa que el ganador no lo ha merecido tanto (sic).

Con vuestro permiso os ahorro el repaso a la Indy 500 de este año porque tenéis crónicas a patadas, muchas de ellas sin duda mejores que la que podría escribir este anochecer que hace de frontera entre mayo y junio de 2021, todavía Memorial Day en los USA contando la diferencia horaria. Además, con la disciplina norteamericana me pasa que justito me da para que no me suceda como a Kimi en Brasil 2012.

Lo que sí tengo claro es que las 500 Millas de Indianápolis sigue siendo una carrera cruel con los que se hacen ilusiones sin que haya caído el banderazo final, que es una cosa que se dice fácil pero es complicada de llevar a la práctica, salvo que seas pez sin necesidad de razonar, un sinsangre que decimos por aquí arriba. Y es que la ilusión es consustancial a la competición y así ocurre que los labios prueban la miel y pasa lo que pasa cuando Helio Castroneves demuestra, una vez más, por qué es Helio Castroneves en el Indianapolis Motor Speedway.

Pero hay mieles y mieles y la de hace unas horas sabe diferente a otras veces. Oriol Serviá, por ejemplo, nos hizo soñar en 2019 pero (de momento) no ha disfrutado de una nueva ocasión para culminar su hazaña. Fernando Alonso, otro ejemplo, nos elevó más allá de las nubes en 2017 aunque las intentonas de 2019 y 2020 no supieron lo mismo, ni parecido. Pero Àlex Palou va a gozar de más oportunidades de enamorar al óvalo por antonomasia para que lo elija a él y no a otro. Y tarde o temprano acabará bebiendo de la botella de leche y lo veremos. Y, ¡qué coño!, ayer concluyó segundo pero salió líder de la NTT IndyCar Series con 36 puntos sobre su inmediato rival y compañero en Chip Ganassi, Scott Dixon.

Eso y con el Certificado de Calidad bajo el brazo, porque Àlex es rematadamente bueno, aunque, además, es de aquí y me hace sentir orgulloso sin que sienta necesidad de pedir permiso a los blanditos de corazón.

Os leo.

2 comentarios:

jajiro dijo...

Àlex Palou es un gran piloto con un gran futuro por delante y además es paisano. Eso se mire como se mire tiene que ser doblemente bueno. Parece que lo made in Spain es lo que más se critica en este país y que hay que andarse con cuidado de apoyar lo español pero yo cuidado cada vez tengo menos.
Seguiré siguiendo las carreras de Palou y disfrutando sus logros.

olhado_lh dijo...


Hubo un momento que pense que ya no le volvia a pasar, que estaba "lejos" del rebufo de Palou pero Castroneves lo volvio a pasar una ultima vez. No pasa nada, hay piloto. Y hay equipo. Y hay ilusion, mucha ilusion.