Me encanta el narcisismo anglosajón, fundamentalmente porque para eso hay que valer...
Tanto oír hablar estos días del pecado de italianización de Ferrari como causante de la debacle de la rossa en Fórmula 1, da la sensación de que en el Reino Unido sí saben hacer la cosas y nuestro deporte no es sino un exponente más de lo bien que las hacen. Sin embargo, lejos del regusto por mirarse el ombligo que muestran los juntaletras isleños, la realidad es muy diferente.
No os voy a aburrir con citas o enlaces al abundante material que he manejado para la elaboración de mi libro, aunque, si me lo permitís, sí os voy a hacer partícipes de alguna información que espero nos ayude a contextulizar perfectamente por qué la coño manía de mirar la paja en el ojo ajeno en vez de ver la viga en el propio.
Reino Unido era en 2016 la décima potencia mundial en exportación [Reino Unido], siendo la industria automotriz el primer grupo en cifras. Italia era la séptima en el mismo año [Italia], pero la automoción sólo ocupa la segunda posición, con un volumen inferior a la mitad en millones de dólares que UK. Bien, ganan los british, pero nos queda por saber qué exportan ellos y qué exportan los transalpinos, o mejor aún: qué consumen ellos y qué consumen los italianos.
No pretendo liarme la manta a la cabeza así que diré sucintamente que el habitante del Reino Unido cosume muy poquito lo de casa porque no le da demasiadas garantías y exporta mucho porque dispone de una industria muy colonizada que encontraba en la situación de Gran Bretaña dentro de la Unión Europea, una estupenda plataforma para exportar vehículos. Como dato, un par de artículos sobre la situación del sector después del Brexit [La última advertencia de la industria británica del automóvil sobre el Brexit] y [El Brexit amenaza al sector británico del automóvil].
Bien, en Italia ocurre todo lo contrario. Fuerte industria nativa y alto consumo interior, y un razonable éxito en ventas al exterior de producto italiano —¡ojo al matiz, porque en GB, la exportación de coches auténticamente británicos resulta bastante pequeña proporcionalmente hablando!
Bien, en Italia ocurre todo lo contrario. Fuerte industria nativa y alto consumo interior, y un razonable éxito en ventas al exterior de producto italiano —¡ojo al matiz, porque en GB, la exportación de coches auténticamente británicos resulta bastante pequeña proporcionalmente hablando!
¡Vaya, parece que la italianización no es el problema porque a todas luces en Italia se han hecho mejor las cosas que en Reino Unido y no parece que existan síntomas de que en el sur de Europa se haya perdido el tren de la excelencia...!
Nos podemos preguntar qué sucede entonces o de qué demonios farda esta gente, y la clave está en la Fórmula 1 como escaparate publicitario, porque aquí es obvio que los british dominan el cotarro aunque sea a través de inteligentes subterfugios o tipos como Whiting.
Renault es francesa pero está radicada en Enstone. Mercedes-Benz es alemana pero la planta de alta tecnología donde salen los motores F1 está en Brixworth y su equipo paga la factura de la luz en Brackley. Honda seguramente estará lista en 2020 para producir sus unidades de potencia desde Milton Keynes... No quiero asaros a datos, pero todo esto tiene un enorme impacto en el consumo interior, en los índices de población activa y en el PIB de britishlandia, y no va a cambiar por mucho que nos empeñemos porque no es deporte, es economía.
Ferrari no ha querido pasar por este aro. Es italiana, se siente italiana, y en razón de todo lo que he expuesto, lo de la italianización sólo es una chorrada para embaucar a pardillos, aunque la prensa británica, que olvida la que se lio en 2007 en el seno de McLaren, o cómo Dennis intentó robarle la cartera en 2013 a su socio Ojjeh mientras éste permanecía convaleciente de un doble trasplante de pulmón, acostumbre a sacudir a la mínima los flancos de la de Maranello por puro narcisismo... Por cierto, ¿se sabe algo de por qué Williams, siendo 100% británica sigue sin comerse un colín?
Os leo.
4 comentarios:
Me gusta cuando vas a la yugular. No tienen un pase pero mientras haya tanto estómago agradecido en nuestro país, Ferrari seguirá siendo la mala de la película escrita por los ingleses. Forza!
Y si nos remontamos a los años 60-70, donde los productos automotrices de la Gran Bretaña eran maquinas de generar óxidos y averías de todo tipo. A millones de años luz de la fiabilidad nipona, por poner un ejemplo.
Eso, a 2018, no ha cambiado mucho.
Sé lo que te digo.
No es mi ánimo defender o justificar a nadie, pero Ferrari ha detentado el poder de veto, y con eso a propiciado este lobby británico al que eventualmente se suman otros.
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