lunes, 15 de octubre de 2018

Mitificando a Mick


La última vez que me he referido a Mick Schumacher en Nürbu ha sido reciente y en relación a su padre, Michael [#KeepFightingMichael (II)]. A partir de ese texto se lía. Un lector me recrimina mis santos huevazos y voy yo y me doy por ofendido...

El vástago del Kaiser ya es campeón de la F3 y lo cierto es que desde aquella entrada he tratado de ponerme las pilas con una disciplina que no entraba ni entra en mis prioridades. Y bueno, uno lleva un blog como este dinosaurio para que a pesar de que hace las 1.100 lecturas por texto en un abrir y cerrar de ojos, luego todo el mundo reniegue en público de su autor o lo ponga pingando, pero también, y seguramente más importante, porque mi relación con vosotros me permite plegar velas cuando me equivoco sin que se me caigan los anillos.

Y sí, lo de Mick huele a mierda por los cuatro costados, para qué vamos a negarlo.

No sé en qué coño estaba pensando cuando le dedicaba unas líneas al Gran Caimán hablando de su chaval —seguramente en lo mismo que cuando ensalcé el valor feminista de Kolinda Grabar-Kitarović en la final del Mundial de Rusia de fútbol—, pero parece cierto lo que decía mi anónimo a cuenta de las tragaderas que hay que tener para comprar sin pestañear el risorgimento de Mick, un tipo que iba a cola de la parrilla hasta Bélgica y a partir de ahí arrasa como si no hubiera mañana y se consagra como vencedor de un certamen, ciertamente menor, que por cosas de la FIA, vale un huevo a la hora de obtener la superlicencia.

Que la Fórmula 1 cada vez se parece más a Operación Triunfo no lo niega nadie con dos dedos de frente. Lo negarán los que que prefieren un potito bien publictado en televisión y redes sociales, pero nadie que esté acostumbrado a hacerse la comida,

Aunque este tipo de guerras sean en las que no intervienen los abonados a no meterse en fregados por no mancharse, lo de Mick y Prema huele a mierda por los cuatro costados. Me queda a desmano saber si es mierda buena o mala. En todo caso, me acojo a sagrado y me pido el comodín de Carlos Castellá, Maese, quien dejó escrito en su blog y en su libro sobre Senna [Los misterios de Ayrton Senna], que los mitos deben venir después de los hechos.

A Mick se le está mitificando antes de tiempo. Berger asegura que le recuerda a su padre —a Michael, se entiende—, y cabe preguntarse si no sería preferible que Mick Schumacher se pareciese a Mick Schumacher, a secas, sin Prema, sin FIA ni intereses alrededor. No sé, pero a lo mejor todos salíamos ganando en territorio colonizado por triunfitos, viendo, comprobando, que el linaje no se reduce a un apellido apetecible para un negocio que lo bautiza como héroe moderno casi antes de haber nacido.

Os leo.

3 comentarios:

Antonio L. dijo...

A este chaval lo van a quemar antes de que pruebe un fórmula 1. La presión a la que le van a someter porque "se parece" a su padre va a ser insoportable.

La nula experiencia que tendrá cuando le den la oportunidad en la F1 solo servirá para llenar portadas de periódicos y nada más. Me temo que lo amortizarán pronto a no ser que los genios puedan transmitir su genialidad a sus vástagos.

Un alonsista.

Anónimo dijo...

No tengo duda alguna que un día u otro le harán campeón del mundo, el sistema al fin y al cabo es así de caprichoso.




King Crimson

Anónimo dijo...

¡Y qué poca gente suele replegar velas!

Poco común es encontrar alguien que trate de informarse y cambie de opinión públicamente sin que nadie le obligue a ello.

Muchas gracias por estar ahí.

Saludos
Sr.Polyphenol