lunes, 22 de octubre de 2018

Bohemian Rhapsody


Estamos en plena vorágine alcista de Lewis Hamilton y da un poco de cosica recordar que el británico salvó la bola de partido en Austin porque Vettel se enredó más de lo recomendable.

De Alemania aquí hemos vivido tantos momentos que valían un campeonato que ha perdido todo su calado el bendito concetto gacetillero, que diría don Pepiño Blanco. Es así por muchas vuetas que le demos. El Mundial ya estaba prácticamente ganado pero hemos puesto dirección al Hermanos Rodríguez de México y Sebastian todavía sigue vivo aunque de aquella manera: agarrado a un clavo ardiendo.

El Gran Premio de los USA era de Vettel, pero quiso la fortuna que el alemán se liara el viernes con la bandera roja, que el sábado sólo consiguiese hacer segundo, y que entre pitos y flautas (trompo incluido) tuviera que ganar el otro Ferrari porque a Maurizio le vino la Virgen a ver cuando entendió que era mejor quebrar las piernas de Brackley para dar oxígeno a su número uno, que exponerse a hacer un Austria, donde por sacrificar a Iceman, ni éste ni Vettel consiguieron aprovechar del todo los abandonos de Hamilton y Bottas.

Hay mucho de justicia poética en estas cosas...

No voy a preguntarme qué habría sido de la familia rossa si Arrivabene hubiese entendido esto mismo en Australia. Desaprovechar a Kimi ha supuesto la mayor idiotez de Ferrari. Cualquiera que haya trabajado en equipo sabe que la debilidad del conjunto la marca el eslabón más frágil, y manda huevos que disponiendo de una pieza fuerte como el finlandés, alguien, donde sea, tuvo que meter la pata decidiendo que había que convertirlo en la gusana del anzuelo.

En fin, no me enredo. Los W09 de Mercedes AMG acusaban el tapar los agujeritos en las llantas que eran totalmente legales y apenas aportaban nada y tal. La ingeniosa idea según la prensa british, suponía haber encontrado una quiebra en el reglamento —no como las trampas de Maranello con las baterías de sus SF71H, que eran protervas y maliciosas a más no poder, ¡ejem, ejem, ejem!—, pero a la postre, su ausencia ha significado que los monoplazas plateados vuelvan a sufrir de excesivo calentamiento de gomas y de cierta inestabilidad en la zaga... y que Hamilton deba luchar como un jabato por imponer su ley, incluso intentando doblegar a Marx Verstappen.

Hoy perderé unos cuantos seguidores en redes sociales, pero creo que compensa si con ello ayudo a que enmarquemos correctamente el Gran Premio de EE.UU., donde Sebastian podía haber ganado de haberse puesto en serio a ello, donde Lewis no fue capaz de morder los talones al número 7 de Ferrari, y donde Kimi venció porque lo merecía y porque Maurizio Arrivabene comprendió que ya ha habido suficientes sacrificios con el de Heppenheim.

No me preguntéis por qué Bohemian Rhapsody. Me gusta escuchar música mientras escribo. Os leo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos dejan el caminito hecho con pequeños trozos de pan. Así llegamos por nuestros propios medios a La Verdad. Y anchos que nos quedamos luego! Cuán listos hemos sido, si estaba clarísimo!

Con el campeonato sentenciado, ahora comprendemos que el desplome de Ferrari no se debió al doble apretón que le metió la FIA con sus sensores supersecretos. No, no... Habían sido unas actualizaciones aerodinámicas mal paridas. Tan fácil como destornillar aquí, un poco de tapeduct por allí, y presto! Habemus velocidad!!

Y maldita sea la silicona de los huevos, las desgracias que le ocasiona al Hamilton! Este no puede con su genio, y suelta lo de las malas estrategias, observando fijamente a Toto.

En fin, que las épocas de dominación han existido siempre, son justas y convenientes. Así como también, hay que ser un buen samaritano y cubrir un poco al rival cuando se le ve la raja. Y el espectáculo lo agradece, como no!

Pero para esta procesión, no hace falta un tetracampeón. Ni un penta, la verdad...

chema dijo...

Carrerón de Kimi, excelente. Sin duda su mejor temporada desde su regreso a Ferrari. Lástima el fallo con la tuerca y la rotura de motor, merecía estar mas arriba.

anonimo dijo...

Bueno. Más de un novato recién se espabila ahora que Kimi aún recuerda cómo se conduce. Hasta hace unos pocos días nomás ya lo tachaban de viejo.
El Ferrari este año ha sido dominante algunos meses, y ha estado a la par en otros. Por hache o por bé (o por VET, quién sabe) no han sabido despegarse lo suficiente en el marcador. Luego llegaron los sensores maquiavélicos de la FIA, y resulta que a los Ferrari no les daba ni para luchar con Williams (...).
Pero ahora que Kimi se va para Sauber (o mas bien se vuelve), y que los dados ya están echados, resulta ser que la silicona podía calentar los neumáticos del bueno de Luis...